El Servicio Secreto de los Estados Unidos informó este viernes que ha realizado múltiples reformas desde el intento de asesinato del 13 de julio contra el expresidente Donald Trump en un mitin de campaña en Butler, Pensilvania, y señaló que la agencia no ha despedido a ningún agente por las fallas de seguridad de ese día.
“¿Qué hace grande a Estados Unidos?”, dice un narrador, mientras se muestran imágenes de los ataques terroristas del 11 de septiembre y escenas de personal de emergencias y miembros del ejército respondiendo a otros desastres.
De acuerdo con The Washington Post, el informe decía que había identificado “varios casos de conductas y actos por parte de múltiples empleados que justifican una revisión para asesoramiento correctivo y, potencialmente, una acción disciplinaria”, y que se les brindaría el debido proceso según la ley".
El informe es enfático en señalar que "todas las personas que violen las políticas serán responsables”-
"La mayoría de las 11 reformas detalladas en el informe son conocidas: la agencia le otorgó a Trump, el candidato republicano a la presidencia, los niveles más altos de protección disponibles, medidas que son típicas para el presidente en funciones, incluido el aumento de personal, vidrios balísticos y tecnología adicional para detectar amenazas. La vicepresidenta Kamala Harris, la candidata demócrata, también tiene esa protección", reseña El Post en base al informe de siete páginas que es parte de un documento clasificado.
El servicio secreto también amplió el uso de sistemas aéreos no tripulados, como drones, y tecnología antidrones, para monitorear mejor los mítines de campaña.
El informe, denominado investigación de “garantía de la misión” surge después de que una revisión independiente ordenada por el presidente Joe Biden el mes pasado exigiera cambios más radicales en la agencia, incluido un nuevo liderazgo externo, como del sector privado o del ejército estadounidense, para garantizar que se implementen las reformas.
Una de las principales fallas identificadas en el ataque de julio, señala El Post, fue que las autoridades no notificaron de inmediato a los guardaespaldas de Trump que los agentes estaban buscando al pistolero Thomas Matthew Crooks, de 20 años, entre la multitud. Así fue como Crooks logró subirse a un techo sin protección en los terrenos de la granja Butler y disparó varias veces contra la multitud, matando a un asistente al mitin e hiriendo a Trump y a varios más.
Crooks, como se recuerda, también voló un dron en la zona más temprano y no fue detectado.
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