El asalto al Congreso de Estados Unidos atormentará a Joe Biden en la arena internacional. (EFE/EPA/JIM LO SCALZO)
El asalto al Congreso de Estados Unidos atormentará a Joe Biden en la arena internacional. (EFE/EPA/JIM LO SCALZO)

El presidente electo de Estados Unidos, , ha prometido que su país retomará su rol de líder mundial, pero el acto final de su antecesor, que incitó a sus partidarios a manifestar ante un Congreso que luego invadieron, lo atormentará en la arena internacional.

Para numerosos congresistas, expertos y activistas, Biden, conocido por su interés en asuntos extranjeros, se verá forzado a centrarse en Estados Unidos, donde puede que millones de personas crean en las teorías conspirativas de Trump sobre un fraude electoral.

“La era post 11 de septiembre se acabó”, dijo Elissa Slotkin, una exanalista de la CIA y actual legisladora demócrata. “La mayor amenaza a la seguridad nacional ahora es nuestra división interna”.

“Si no reconectamos nuestros dos Estados Unidos las amenazas no tendrán que venir desde el exterior”, según informa AFP.

Biden ha prometido organizar en su primer año una “cumbre de democracias” para promover los valores liberales y señalar el regreso del multilateralismo, intentando levantar un dique frente a las posturas aislacionistas y autoritarias de Trump.

La realización de esa cumbre en Washington tendría una imagen particular tras el asalto lanzado el miércoles por una muchedumbre de seguidores de Trump contra el Capitolio, templo de la democracia estadounidense, para interrumpir una sesión legislativa que certificó la victoria electoral de Biden.

La violencia, que dejó cinco muertos, causó estupor en los países democráticos, mientras que los líderes autoritarios subrayaron la hipocresía estadounidense.

“La confianza en el gobierno está socavada, aquí pero también en el extranjero, donde Estados Unidos ha liderado la promoción del respeto a la ley y la democracia, aun cuando es a menudo visto como hipócrita”, estima Sarah Margon, del centro de análisis Open Society Foundations.

“Así que lo que pasó acerca aún más la política interna con la externa”, añade.

Para Margon, los dirigentes extranjeros seguirán de cerca las medidas que toma el gobierno de Biden contra los autores del asalto al Congreso.

‘REPÚBLICA BANANERA’

El secretario de Estado, Mike Pompeo, rechazó la “calumnia” de que Estados Unidos se había convertido en una “república bananera”, subrayando que las fuerzas del orden expulsaron a los invasores y la sesión legislativa se reanudó.

En un comunicado ampliamente compartido por los diplomáticos estadounidenses, Natalie E. Brown, embajadora en Uganda, reconoció que es inevitable que algunos “cuestionen el derecho de Estados Unidos de hablar de democracia alrededor del mundo”.

“Pero cuando hablamos contra abusos de derechos humanos, lo hacemos no porque esos abusos no ocurren en Estados Unidos. Cuando hablamos de libertad de prensa, lo hacemos no porque los periodistas estadounidenses están completamente libres de acoso. Cuando hablamos de independencia judicial, lo hacemos no porque los jueces en Estados Unidos están libres de influencia externa”.

“Al contrario, lo hacemos porque somos conscientes del trabajo aún por hacer en el experimento democrático estadounidense y porque nuestra historia nos ha enseñado que la democracia debe ser defendida para que prevalezca”, afirmó.

Países que reciben a menudo críticas de Washington denunciaron rápidamente la hipocresía de Estados Unidos.

El presidente iraní, Hasan Rohani, consideró que lo sucedido muestra lo “frágil y vulnerable” que es la democracia occidental.

El presidente de Zimbabue, Emmerson Mnangagwa, llamó el jueves al fin de sanciones renovadas el año pasado por el gobierno de Trump, destacando que el ataque al Capitolio “demostró que Estados Unidos no tiene ningún derecho moral para castigar a otra nación bajo la pretensión de defender la democracia.

El gobierno de Venezuela, que Washington no reconoce, estimó que “Estados Unidos padece lo mismo que han generado en otros países con sus políticas de agresión”.

Y en un tono similar a los llamados de la Casa Blanca de Trump para derrocar al presidente Nicolás Maduro, expresó su deseo de que los estadounidense “puedan abrirse un nuevo camino hacia la estabilidad y la justicia social”.

PELIGRO INTERNO LATENTE

El International Crisis Group, un centro de análisis especializado en la prevención de conflictos que raramente se ha interesado en la política estadounidense, advirtió que el riesgo de violencia política sigue siendo elevado.

“Estados Unidos es hoy una nación donde millones están convencidos que el nuevo presidente fue elegido de manera ilegítima”, dijo el ICG. “Muchos de esos millones están armados y aparentemente determinados a recurrir a medidas extremas para ver que sus posturas prevalezcan”.

“Ya es hora de que Estados Unidos, tras pasar décadas diciendo a otros países que deben enfrentar sus problemas, dirija la mirada hacia adentro”, concluyó el centro.

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