Fuerza Aérea de EEUU desarrolló una de las armas mientras preparaba invasión a Irak. (AFP)
Fuerza Aérea de EEUU desarrolló una de las armas mientras preparaba invasión a Irak. (AFP)

Redacción PERÚ21

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La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha desarrollado bombas para destruir depósitos de armas químicas o biológicas sin que se produzca la dispersión de los elementos tóxicos que contienen en el área circundante, indicó hoy el portal especializado citando fuentes oficiales.

La portavoz de la Fuerza Aérea, Jennifer Cassidy, dijo a ese portal que las municiones llevan los nombres de PAW (por la sigla en inglés para Arma de Ataque Pasivo) y CrashPad.

El Gobierno de EEUU sostiene que el régimen de en ha usado armas químicas contra la población civil y el sábado pasado el presidente Barack Obama para una respuesta militar.

El Pentágono ha apostado en el este del Mar Mediterráneo cinco destructores equipados con misiles crucero, y según fuentes militares se ha ordenado el desplazamiento al Mar Rojo del portaaviones Nimitz y su grupo de batalla.

Grupos como y expertos militares han expresado su preocupación por que el bombardeo de almacenamientos de armas químicas o biológicas pueda liberar los agentes tóxicos con daño aún mayor para la población.

Uno de los artefactos que podrían ser utilizados para ese cometido, conocido como CrashPad o BLU-119/B, es una bomba con un explosivo incendiario de alta temperatura, pensada para incinerar los agentes químicos antes de que sean dañinos, según documentos del Departamento de Defensa estadounidense.

Al igual que otras bombas destructoras de casamatas, esta arma tiene la finalidad de penetrar las estructuras de hormigón antes de que exploten, y forma parte de los arsenales de países como Dinamarca, Egipto, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Israel, Holanda, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.

Por su lado, el arma PAW, desarrollada en secreto mientras EEUU preparaba la invasión de Irak a finales de 2002, destruye sus objetivos con energía cinética en lugar de explosivos, según documentos militares.

Una vez que la bomba es lanzada desde un avión, la cubierta exterior del arma se separa a una altitud predeterminada lo cual permite que sus 3,700 barras penetrantes individuales, no explosivas, caigan libremente y entren en el objetivo.

Según expertos, con esta munición no hay una ojiva explosiva y el daño colateral es mínimo.