Redacción PERÚ21

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La buena voluntad de una anciana aficionada a la pintura por retocar el Ecce Homo del Santuario de Misericordia de Borja (Zaragoza, España) se convirtió en en 2012 debido a la fallida restauración de la imagen religiosa.

En aquel entonces, Cecilia Giménez tenía 81 años y debió confinarse en su casa ante las acusaciones por y la burla a su trabajo en las redes sociales.

Sin embargo, un reportaje de demostró que la hilarante restauración de doña Cecilia se transformó en un milagro económico para Borja, que con sus 5,000 habitantes recibe ahora a miles de turista ávidos por retratarse con el Ecce Homo retocado. Es decir, ella restauró a su pueblo y no solo a una pintura.

Cada visitante que desea entrar al Santuario de Misericordia para conocer al Ecce Homo debe pagar 1 euro. Según cálculos de The New York Times, en los últimos 2 años la pintura atrajo a más de 150,000 turistas de varias partes del mundo.

La atracción que ejerce este Ecce Homo también benefició al Museo de la Colegiata de Borja, que expone una colección de arte religioso medieval y que pasó de tener 7,000 visitantes al año a 70,000.

Además, en Estados Unidos se está alistando una ópera sobre el tema. Su autor, Andrew Flack, viajó hasta a Borja para documentarse sobre el fenómeno del Ecce Homo.

"Es una historia de fe. Es un milagro cómo impulsó el turismo. ¿Por qué la gente viene a verlo si es un trabajo artístico terrible? Es una peregrinación a un fenómeno impulsado por los medios. Dios trabaja de maneras misteriosas", dijo Flack citado por The New York Times.

Pero este Ecce Homo también despertó una disputa entre 2 bodegas, que bautizaron a sus vinos con el nombre y la nueva imagen de la obra. Pero doña Cecilia –quien ya goza del respeto del pueblo– diseñó una etiqueta con una nueva versión de la pintura, que ahora lucen varias botellas de la bebida en Borja.