Redacción PERÚ21

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Los animales siguen pagando las consecuencias del lamentable accionar del ser humano contra la naturaleza. Un documental de titulado 'Our Planet' ('Nuestro Planeta' en español) expuso recientemente las dramáticas consecuencias del calentamiento global con la población de morsas del mundo, animales que paradójicamente terminan matándose en un afán por sobrevivir en zonas a las que han tenido que migrar en un intento por sobrevivir.

El segundo episodio de la serie se titula 'Mundos congelados' y muestra cómo miles de morsas de la costa norte de Rusia se 'suicidan' arrojándose al vacío tras haber escalado un enorme acantilado.

¿Cuál es la explicación para esta extraña conducta, detectada recién durante los últimos años? De acuerdo con la información de la producción, la razón es el calentamiento global.

¿QUÉ ES LO QUE OCURRE?

El hielo del planeta tierra continúa derritiéndose y las morsas se ven obligadas a viajar cada vez más al norte en búsqueda de alimento y lugares para descansar.

Por esta razón, habitan temporalmente playas a las que no están acostumbradas. Estas aglomeración de morsas provoca peleas, estampidas, aplastamientos y huidas hacia las zonas más escarpadas de la costa en búsqueda de espacio.

Como las temperaturas son demasiado altas para ellas, en un intento por refrescarse y sobrevivir, se lanzan hacia el mar y mueren producto del impacto de sus cuerpos sobre la superficie rocosa.

David Attenborough, narrador del documental, explica que las morsas no tienen alternativa. Estos animales no tienen una noción clara de lo que es la gravedad y no pueden calcular las consecuencias mortales de arrojarse al mar.

"Lo hacen por desesperación, no por elección. Su hogar habitual es en la banquisa (hielo marino). Pero el hielo se ha retirado hacia el norte y este es el lugar más cercano a su área de alimentación donde pueden descansar", cuenta explicando que en estas costas pueden reunirse hasta diez mil morsas.

En el video, filmado en 2017, se observa los cuerpos de los animales amontonados en la orilla, llenos de golpes y sangre tras la violenta caída de más de 80 metros. Es imposible no conmoverse ante las fuertes imágenes, que han dado la vuelta al mundo y ponen en evidencia la poca empatía del hombre con otras especies.