Miami. [AFP]. Jim Farr, de 77 años, es un sólido republicano de Florida, un estado cálido donde se vienen a retirar jubilados de todo Estados Unidos. Le disgusta la idea de votar por un candidato demócrata. Pero le da más miedo reelegir al presidente .

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Retirado en Kissimmee, en el centro de Florida, Farr es devoto cristiano y cree en un “capitalismo compasivo” como modelo económico. En otras palabras: el partido Republicano no ha perdido un simpatizante. Pero Trump sí.

A él no parece importarle la verdad, y la verdad es muy importante para mí. Él no contrasta los hechos”, dice Farr, decepcionado del presidente que eligió en 2016.

También se siente frustrado por la política internacional de Trump y por el “orgullo” que le impide escuchar a sus asesores, algo que se hizo patente con el coronavirus.

Cuando Trump se dio a sí mismo una nota de “10 sobre 10” en la gestión de la pandemia, Farr pensó que eso “era un chiste, si fuera divertido. Pero no es”.

Cree que hizo bien algunas cosas, como limitar los vuelos internacionales, pero “no parece tener un plan coherente” para combatir el virus.

La suma de todo esto catapultó lo inconcebible.

Probablemente votará en noviembre por Joe Biden, quien será nombrado el candidato demócrata en la convención del partido que arranca el 17 de agosto. Después de todo, el exvicepresidente “parece ser una persona aceptable”.

Le produce menos aprensión votar por un candidato que según él apoya el “asesinato de bebes”, como se refiere al aborto, que ver a “Trump haciendo todo por su cuenta, poniendo su propia agenda por delante de la del país”.

La pandemia cambió Florida

Farr no está solo. Algunos indicios sugieren que cada vez más jubilados de Florida que votaron por Trump están considerando abandonarlo en noviembre.

Las encuestas muestran una leve ventaja de Biden sobre Trump en esta franja etaria, aunque no demasiado significativa: tres puntos porcentuales, según un sondeo de Quinnipiac del 23 de julio.

Hay humo que sugiere que algunas personas podrían recurrir a Biden. Particularmente en torno a su manejo del COVID-19”, comenta Michael Binder, profesor de ciencias políticas de la Universidad del Norte de Florida.

Es un problema serio para Trump, porque este es el grupo demográfico que le dio la victoria en 2016 en Florida. Entonces, 57% de las personas de más de 65 años votó por él.

El otro problema del presidente es que ellos, sus seguidores más fieles en Florida, son precisamente los más afectados por el coronavirus.

El 20,5% de los 21 millones de floridanos tienen más de 65 años: es históricamente el estado con la mayor proporción de ancianos del país.

Y el virus ha matado aquí a más a casi 9.000 personas. El 83% de ellas mayores de 65 años, según el Departamento de Salud.

Randy Pestana, experto en política electoral de la Universidad Internacional de Florida (FIU), cree que el cambio de timón hacia Biden es una tendencia” y que la pandemia es definitivamente un factor.

Las personas más vulnerables al COVID-19están comenzando a ver que la respuesta no ha sido buena, la economía no está bien y su jubilación tampoco está bien”, dice Pestana.

Y, oh, por cierto, su salud está realmente en riesgo”.

Pero Trump necesita Florida

Además, “muchos republicanos que votaron por Trump están hartos. Todos los días es algo nuevo, todos los días otro tuit...”, añade Pestana.

El congresista demócrata Ted Deutch, que representa en Washington uno de los distritos de Florida con más concentración de jubilados, sostiene que “las políticas de Donald Trump han sido desastrosas en cada uno de los asuntos que les importan a los ancianos”.

Además, “su fracaso en la respuesta a la pandemia ha resultado mortal para los estadounidenses mayores”.

Las elecciones en el “estado del Sol”, donde es imposible predecir hacia qué lado oscilará la balanza, suelen decidirse por márgenes mínimos que mantienen a la nación en vilo.

Por eso, cada voto cuenta y las deserciones, aunque sean pocas, pueden ser muy relevantes. Nadie olvida que, en el año 2000, una diferencia de 537 votos envió a George W. Bush a la Casa Blanca en su batalla contra el demócrata Al Gore.

No esperaría un éxodo masivo de jubilados republicanos blancos [en Florida], pero incluso un pequeño cambio podría afectar el resultado”, dice Binder.

Y, debido al intrincado sistema electoral de Estados Unidos, Trump necesita los 29 votos electorales de Florida para mantenerse en el poder.

No obstante, la campaña de Trump confía en la fidelidad de sus seguidores. Ken Farnaso, su subsecretario nacional de prensa, asegura que “el presidente lidera un partido entusiasta y unido”.

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