Xi Jinping (China), Nicolás Maduro (Venezuela) y Viktor Orbán (Hungría) son mandatarios cuestionados por su gestión en la crisis del coronavirus. (Composición: Perú21)
Xi Jinping (China), Nicolás Maduro (Venezuela) y Viktor Orbán (Hungría) son mandatarios cuestionados por su gestión en la crisis del coronavirus. (Composición: Perú21)

Un virus, invisible y casi inmaterial, sacude hoy grandes pilares ideológicos del mundo. China enfrenta críticas de Estados Unidos y Europa por supuestamente ocultar información sobre el y haber permitido su expansión. Mientras tanto, en círculos políticos e intelectuales se discuten las deficiencias de regímenes dictatoriales para el manejo de la pandemia, ahora que más se necesita de información transparente, cifras reales y colaboración entre todos los países.

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“Muchos autores, en especial asiáticos, han escrito que con un sistema dictatorial se pueden tomar decisiones más rápidas en una crisis”, dice el internacionalista Fabián Novak. “Eso que suena lógico, no lo es. En una dictadura no hay contrapesos ni crítica. Al no haber eso, las autoridades creen tener siempre la razón y demoran más en corregir sus errores”.

, el filósofo esloveno Slavoj Žižek dijo que la respuesta a la pandemia no es el pánico, sino una urgente y eficiente “colaboración global”. Sin embargo, Novak apunta a que tal colaboración es difícil con gobiernos que tienden a ocultar información. “Las dictaduras suelen jugar en contra de la gestión de estas crisis. ¿Qué tan confiables pueden ser sus cifras de infectados y fallecidos? Estos regímenes suelen ocultar información que pueda levantar a la población en su contra. Hablar, en este nivel, de posibilidades de cooperación es muy difícil”, añade.

InMaduro ante el coronavirus

Cinco millones de venezolanos habían dejado su país hacia fines de 2019, huyendo del régimen de Nicolás Maduro, según funcionarios de la Unión Europea y Naciones Unidas. Antes de la pandemia, Venezuela ya enfrentaba problemas de desabastecimiento de alimentos y medicinas. Sin embargo, la información oficial del gobierno, recogida por el Coronavirus Resource Center de la Universidad Johns Hopkins, indica que hasta ayer había solo 318 contagiados y 10 fallecidos, una cifra que el analista internacional Juan Velit cree que no son reales. “El coronavirus no tiene ideología y barre por igual a incompetentes de izquierda o de derecha. Cuando analizamos Sudamérica, esa incompetencia es más evidente en Venezuela”, comenta.

Para Velit, la mala gestión de la crisis económica venezolana ha devenido en una emergencia sanitaria que pronto ya no se podrá ocultar: “Nadie cree en sus cifras, porque la mayoría de sus médicos han huido del país”.

Nuevas y viejas fórmulas

Pero el debate no se agota en las desventajas de un sistema en particular para gestionar la crisis. Lo que temen algunos analistas es que la pandemia dispare el número de dictaduras en países que eran democracias antes del coronavirus. Un caso notorio es Hungría, donde el presidente Viktor Orbán obtuvo del Congreso poderes extraordinarios para gobernar mientras dure la crisis. “El problema es que él decide cuánto durará la crisis”, advierte el internacionalista Farid Kahhat.

Otro peligro, explica, es que algunos regímenes dictatoriales tienden a un aislamiento que creen favorable y que a la larga puede ser perjudicial. “Países en el África subsahariana, Asia central o la misma Corea del Norte demuestran que no estar inmersos en la globalización tiene una ventaja: están menos expuestos al mundo y tiene más tiempo para prepararse para una pandemia como la del coronavirus”, dice Kahhat.

“El problema es que el COVID-19 igual les llegará. Cuando eso ocurra, al ser países que no están plenamente integrados a la economía internacional, tendrán menos medios para hacerle frente al virus”.

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