Redacción PERÚ21

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La escasez de alimentos y medicinas en , la inflación que superó el 1’000,000% durante 2018 y un estado permanente de enfrentamiento político y social obligaron a millones de venezolanos a dejar sus hogares. Según las Naciones Unidas, 2.3 millones de personas migraron desde 2015, principalmente a países sudamericanos. Empero, este éxodo masivo no ha sido fácil, desató tensiones y los migrantes tuvieron que enfrentar ataques xenófobos e intentos por limitar su entrada, sin que se vea hasta el momento una salida a esa problemática. 

En un intento por escapar de la pobreza y la violencia, miles de centroamericanos emprendieron este año una caminata en caravana con la intención de llegar a la frontera estadounidense. El trayecto fue difícil y lleno de penurias, pero la llegada no fue mejor: soldados armados, helicópteros militares y alambres de púas los esperaban, pues el presidente Donald Trump tildó de “invasión” a las caravanas y desplegó miles de militares para contenerlas, amenazando con cerrar la frontera con México. Pese a ello, algunos treparon paredes, cruzaron por huecos o hicieron malabares para subir a sus hijos. 

En su intento por desanimar a los migrantes, el Gobierno estadounidense aplicó en el mes de junio su política de tolerancia cero contra la inmigración. Entre sus medidas más radicales llegó a separar a los menores que viajaban con sus padres para encerrarlos en una especie de jaulas y con papel aluminio como cobija. Como era de esperarse, la medida desató el rechazo internacional y una andanada de críticas que obligaron a Trump a retroceder. Con la medida, 2,000 niños fueron separados y, al cierre de 2018, casi 500 aún no eran reunificados.

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