Uno de los países asiáticos que ha sabido frenar con éxito la propagación del coronavirus es Taiwán. Desde el inicio de la pandemia solo han reportado 11 fallecidos por causa del COVID-19. La isla, que cuenta con 24 millones de habitantes, se ubica a unos 1,000 kilómetros de Wuhan (China) donde se originó la pandemia, la misma distancia que hay de Lima a Iquitos. Pese a la cercanía el impacto ha sido menor de lo esperado.
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Países vecinos miran con gran asombro a Taiwán, un país donde nunca fue impuesto un confinamiento total. Al comienzo del 2020 Taiwán era considerado un país de alto riesgo debido a su proximidad con China y a los frecuentes viajes que se realizan entre los dos países. Pero sus autoridades reaccionaron tiempo y dispusieron políticas de control sanitario para todo el país.
El 20 de enero de 2020 conformaron un Centro de Comando Central de Epidemias para coordinar la cooperación entre las instituciones del Estado (ministerios y agencias gubernamentales) y las empresas privadas. Los taiwaneses no conocen segunda ola y menos una tercera, su sistema de salud pública nunca se colapsó como ocurrió en otro países.
¿Cómo lo hizo?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) no tiene los informes claros sobre la situación de Taiwán, por cuestiones políticas no forman parte del organismo internacional, sus reportes son incluidos dentro de China. Pero existe un estudio publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA) que ha examinado a fondo por qué a Taiwán le fue tan bien en su lucha contra el COVID.
Los autores del estudio investigaron los informes de los institutos de salud y hospitales de Taiwán y de Estados Unidos. Compararon la efectividad estimada de los dos tipos de políticas aplicadas en los primeros meses de la pandemia. Establecieron dos líneas de estudios, las medidas basadas en casos y las basadas en la población.
En las medidas basadas en casos, incluyen las pruebas masivas para la detección de personas infectadas, el aislamiento de todos los casos positivos, el rastreo e identificación de los contactos del caso positivo, la disposición de cuarentena de 14 días para todos los que estuvieron es contacto con un positivo y el monitoreo permanente.
Políticas
En cambio, las medidas basadas en la población, incluyeron políticas públicas sobre el uso de mascarillas, el lavo de manos e higiene personal, y el distanciamiento social. Estas medidas bien aplicadas evitaron el confinamiento de ciudades completas.
Los efectos de estas medidas se cuantificaron estimando el número de reproducción efectiva (número R). El número R es una forma de calificar la capacidad de propagación del virus; es el promedio de contagios que puede alcanzar una persona infectada con el COVID. Si el número R es mayor a 1, significa que el virus continuará propagándose y los brotes continuarán. Si el número R es por debajo de 1, significa que los números de casos comenzarán a reducirse.
Los investigadores recopilaron datos de 158 casos (del 10 de enero al 1 de junio de 2020), de los Centros para el Control de Enfermedades de Taiwán, y todos fueron confirmados mediante pruebas de PCR. Los casos estaban vinculados a personas que se habían contagiado localmente y los contagios importados, de personas que ingresaron a Taiwán antes del 21 de marzo de 2020. Estas cifras fueron comparadas con el número R 2,5 cifra equivalente a lo estimado en China al comienzo de su brote del COVID-19.
Resultados
El estudio encontró que las políticas que se basaban en casos, (como el rastreo de contactos y la cuarentena de infectados) podían reducir el número R de 2,5 a 1,53. Si bien esta medida, no pudo frenar completamente los contagios, si logró reducir la transmisión de esos casos secundarios a una tercera o cuarta persona.
Mientras tanto, las políticas poblacionales como el distanciamiento social y el uso de mascarillas, redujeron el número R de 2,5 a 1,3. Los autores del estudio concluyeron que fue la combinación de ambas medidas (de casos y de población), junto con la participación responsable de los habitantes, lo que llevó al éxito de Taiwán para contener el COVID.
La combinación de ambos enfoques dio lugar a un número R estimado de 0,82 y hasta de 0,62. Para los investigadores, ninguno de los enfoques habría sido suficiente por sí solo, incluso en un país con un sistema de salud pública eficaz y un seguimiento de contactos sofisticado. Los autores reconocen que los hallazgos de este estudio pueden no ser totalmente aplicables a otros países.
Algunos países, incluido Estados Unidos, están considerando la experiencia de Taiwán, pero hasta la fecha no se ha introducido esas políticas de manera generalizada.
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