Varias personas sin tapabocas o con su uso indebido caminan por una concurrida calle hoy, en Santa Cruz (Bolivia). EFE/Juan Carlos Torrejon
Varias personas sin tapabocas o con su uso indebido caminan por una concurrida calle hoy, en Santa Cruz (Bolivia). EFE/Juan Carlos Torrejon

Bolivia experimenta los signos de una segunda ola de contagios por el COVID-19 con una parte de su población que parece haber bajado la guardia en los cuidados de bioseguridad.

Uno de los focos centrales está en el departamento de Santa Cruz, la mayor y más poblada región del país, que en su último reporte ha dado cuenta de 270 casos de los casi 500 contagios confirmados el pasado miércoles a nivel nacional, seguido de La Paz que presentó 133.

Las razones para preocuparse pasan por las cifras que mostraban los reportes entre 50 a menos de 200 casos diarios durante noviembre que daban a pensar que aquellas jornadas en las que se contaban hasta 2.000 contagios por día en julio y agosto habían pasado.

Los registros de la conducta colectiva son evidentes, unos cuantos usan el tapabocas mientras que otros tantos, sino los llevan mal puestos prácticamente han decidido no usarlos en un contexto en que las restricciones se han hecho más flexibles desde principios de mes.

Grupos de personas sin tapabocas aglomeradas en esquinas, mercados, en el transporte público o en las puertas de los bancos son algo común aún cuando las autoridades locales advierten que lo que se considera un rebrote de la enfermedad podría ser algo muy posible.

La situación en las regiones

Santa Cruz ha sido la región más golpeada por la pandemia desde la detección de los primeros casos de la enfermedad en marzo pasado mientras que las últimas cifras de contagios parecen manifestar que en caso de un rebrote eso se mantendrá.

En La Paz, la Alcaldía ha dispuesto un “bloqueo epidemiológico” en Miraflores, un tradicional y céntrico barrio de la ciudad en el que se han vuelto a incorporar restricciones en las actividades comerciales y controles de circulación.

La denominación de la alerta ha cambiado ante un riesgo latente, pues ya no se quiere mencionar los términos de “encapsulamiento” o “confinamiento” que rememoran a las etapas en que las actividades económicas se detuvieron.

En Sucre, la capital del país, ya se habla de implementar algunos límites a las actividades habituales para evitar el “rebrote”, mientras que en la ciudad central de Cochabamba las autoridades locales ya han manifestado su preocupación porque varios negocios no mantienen las condiciones de distancia ni aforo en sus espacios.

La economía también es una prioridad

El incremento de casos se da días después de que el Gobierno del presidente Luis Arce emitió un decreto levantando las restricciones y que permite la realización de actividades masivas de entretenimiento y culturales con la sola condición de mantener las medidas básicas de bioseguridad, vigente desde principios de diciembre.

El Gobierno nacional ha enfocado gran parte de su labor a lo que ha llamado “reactivación de la economía” con varias medidas destinadas a superar el golpe de la pandemia en los meses anteriores y ha delegado a los Gobiernos locales la potestad de aplicar medidas para el control sanitario ante un posible rebrote.

El Ejecutivo del país ha mencionado que aún no se puede hablar de una “segunda ola” de la enfermedad en Bolivia a pesar de que el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, declaró a los medios que esa situación era prácticamente un hecho.

Fuente: EFE.

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