Redacción PERÚ21

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Gafas en sus pequeños ojos y una gorra marcan su 'look' que llama la atención de varios transeúntes en las calles de Rio de Janeiro. Se trata de Chiquinho, un gato que pasea en la motocicleta de su dueño, Alexandre Goulart.

Es usual ver a Chiquinho tomando Sol acostado sobre su vientre. Vive en la Favela de Rocinha y junto a su dueño hace varias tareas diarias, como ir a la pizzería, a la iglesia y a pasear por algunas tiendas. A veces recorren el malecón para salir un poco de la rutina.

Una de las razones por las que Chiquinho sale tanto de paseo es porque por el lugar en el que vive hay mucho veneno para ratas, así que su dueño no lo deja salir por su propia cuenta.

En una entrevista del diario brasileño O Globo de 2014, su dueño explicó que le decían a Chiquinho el 'Garfield Brasileño' porque le encantaba el olor a la lasaña (aunque nunca la comió porque algunos de los ingredientes no caen bien a los gatos) y por su gran tamaño.

Su dueño señaló que ha buscado el significado de su vida sin Chiquinho, pero no lo ha encontrado. "Es el amor de mi vida. Le pido a Dios que le dé muchos años de vida para él", declaró.

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