Redacción PERÚ21

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En despiden hoy al año lunar del caballo y darán la bienvenida al de la cabra, en una celebración que –pese a su carácter familiar– también llena las calles de gente, así como de desfiles, ferias o espectáculos escénicos.

"¡Xin nian kuai le, xin nian kuai le!" ("¡Feliz Año Nuevo, Feliz Año Nuevo!"), gritaban en el Templo de la Tierra, en el centro de Pekín, a los centenares de visitantes que acudieron a una de las citas más típicas de China por la fecha.

El Festival de la Primavera (nombre con el que se conoce en China al Año Nuevo lunar) es ante todo una fiesta familiar, por eso trae un éxodo de cientos millones de personas que supone el mayor desplazamiento poblacional del planeta.

Las grandes urbes se quedan medio vacías en favor del medio rural, ya que, en un reequilibrio de la densidad poblacional de China, quienes viven lejos de sus hogares vuelven a sus localidades natales para festejar el cambio de año con sus familias.

En las principales ciudades, el Año Nuevo Chino altera las escenas cotidianas: el tráfico es fluido, la contaminación baja, hay asientos libres en el metro y las aglomeraciones humanas se desplazan de los centros de oficinas a enclaves como el Templo de la Tierra.

El Templo de la Tierra estuvo hoy atestado de gente que degustaba dulces en los puestos de comida, compraba incienso o figuras de madera en las tiendas o se concentraban ante los actuaciones de ópera china, bandas de rock y grupos cómicos.

Las cabras –o las figuras o dibujos que las representan– están ahora por todas partes: en las puertas de las casas, decorando las oficinas y, por supuesto, en los centros comerciales y los restaurantes.

Son un recordatorio de que a partir de este jueves será el signo zodiacal que rija el destino de los chinos durante el año 4712 de su calendario.

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