Monos alcohólicos superan adicción en Chile tras crueldad impuesta por sus antiguos dueños. (AFP)
Monos alcohólicos superan adicción en Chile tras crueldad impuesta por sus antiguos dueños. (AFP)

Redacción PERÚ21

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Después de padecer abstinencia, Nicolás, un mono capuchino, logró superar una adicción al alcohol impuesta con crueldad por sus antiguos dueños y ahora está protegido en un Centro de Primates de Santiago, , donde junto a él un centenar de primates víctimas del tráfico recuperaron su dignidad.

"A los dueños les gustaba darle alcohol, porque les gustaba la reacción que tenía al tomar. Se ponía más agresivo y entonces eso les causaba risa", cuenta Nicole Rivera Helbig, veterinaria responsable del centro.

Después de ser rescatado por la Policía, Nicolás recibió un tratamiento similar al que son sometidos los humanos con adicciones. Pasó por todas las etapas de la rehabilitación y, tras soportar la abstinencia y ser tratado con antidepresivos, logró recuperarse.

En el centro también hay un mono que fue adiestrado para extraer sin levantar sospechas alhajas a desprevenidos y una primate anciana que soportó en un laboratorio experimentos hormonales.

Todos llevan sobre su cuerpo las marcas de amarras, diversas mutilaciones y otras señas de su pasado de horror.

Si a principios de la década de 1990, tener un mono de mascota era símbolo de estatus, hoy son los reptiles son los preferidos por miles de personas que desestiman los riesgos de tenerlos como mascotas.

La ley de Chile prevé de uno a 60 días de cárcel y abultadas multas a los culpables de tráfico de especies, con penas mayores en caso de reincidencia, pero eso no es suficiente para frenar —en especial en las zonas fronterizas— el ingreso de animales exóticos desde Argentina, Brasil, Perú y Bolivia.

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