Heath espiaba a los jugadores en los vestuarios y en las duchas. Invitaba a sus "preferidos" a su casa para ver los partidos, les ofrecía dinero, caramelos, creaba una amistad con los padres. También acostumbraba a hacer "insinuaciones" de carácter sexual en los vestuarios, aunque procuraba que "sus agresiones sexuales más graves tuviesen lugar en privado", según el informe.