La lucha contra el cáncer no es nada fácil; sin embargo,el pediatra español Antonio Cepillo Boluda no encontró mejor forma de llegar a sus pequeños pacientes con una fórmula infalible: la risa. Y es que, "El Capitán Optimista", como se le conocía en los pasillos del área de Oncología Pediátrica del Hospital General de Albacete fue mucho más allá de lo profesional.
El pediatra español de 36 años organizaba musicales y se ponía una nariz de payaso para hacer reír a los niños diagnosticados con cáncer, enfermedad que él también padecía y que acabó con su vida el pasado 2 de abril.
Doctor y paciente. Todo empezó el 6 de mayo de 2016, cuando Antonio Javier encontró en su cuerpo un bulto que no le dolía. De la noche a la mañana pasó de ser un doctor que trataba pacientes de cáncer a ser uno de ellos.
Sin embargo, no se amilanó. Siendo el promotor de "Los Guachis", una iniciativa de animación impulsada por el hospital, el doctor se disfrazaba de zar, de brujo, de gobernador, de aviador y de todo lo que le pudiera servir en su show para opacar a la enfermedad.
Fue en junio de 2017 que el pediatra se convirtió en "Capitán Optimista", un galardón que otorga la Fundación Hospital Optimista al médico que mejor "humaniza los cuidados", y cuyo distintivo es una nariz de payaso.
Con su partida, distintas personalidades lo despidieron en las redes sociales.
"Amigo, capitán, tu lucha, generosidad, amabilidad, altruismo, dedicación han sido y serán un ejemplo para todos. Un beso muy fuerte para la familia y amigos. Descansa en paz, Cepi". El sentido mensaje del futbolista Andrés Iniesta en Instagram el pasado miércoles resumió el sentimiento de la sociedad española.
El estilo del médico revolucionó la manera de ver a los pacientes. Él decía que los médicos no tenían que olvidarse de una misión: cuidar al paciente. Y que si bien curar no siempre es posible, sí se puede cuidar.