Miles de simpatizantes del líder izquierdista, , marcharon hacia la sede del Tribunal Superior Electoral (TSE) para acompañar a los miembros del Partido de los Trabajadores (PT), que harán efectiva, el último día de plazo, su postulación a los comicios en Brasil.

El Partido de los Trabajadores (PT) inscribe en Brasilia la candidatura del ex presidente, su líder encarcelado, jugándose su futuro en un desafío que pone también a prueba la solidez institucional de Brasil.

A comienzos de mes, el PT nominó al político como su candidato para las presidenciales de octubre pero se prevé que el tribunal electoral lo excluya porque la legislación del país margina a candidatos cuya condena se haya ratificado en una apelación, que es la situación de Lula.

El ex mandatario está en prisión desde abril, pero aún lidera todas las encuestas electorales.

El PT echará mano de todos los recursos disponibles para retrasar cualquier decisión final sobre el registro de Lula, y decir que él es su único candidato. Fuentes dijeron que el ex alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, tomaría el lugar de Lula en los comicios si su inscripción no tiene éxito.

Lula gobernó Brasil durante dos períodos entre 2003 y 2011 y dejó el cargo con un índice de aprobación récord del 87 por ciento gracias a una economía floreciente y programas sociales que sacaron a millones de brasileños de la pobreza.

Pero su popularidad se vio afectada por acusaciones de corrupción y escándalos en los que se vio implicado su partido. El PT dejó el poder en 2016 cuando se destituyó a la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, tras acusaciones de violar las leyes de presupuesto del país.

Aún así, las encuestas muestran que cerca de un tercio de los brasileños votaría por Lula si se le permite competir, casi el doble de su rival más cercano, el candidato de extrema derecha Jair Bolsonaro, y muchos de sus seguidores votarán por quien lo reemplace en la carrera.

Fuente: Con información de Reuters y AFP

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