La nueva película de Sacha Baron Cohen, estrenada el viernes en Amazon Prime, llega catorce años después de "Borat" (2006), que recaudó 260 millones de dólares, le valió una nominación al Óscar y popularizó montones de frases del personaje. (Foto: AFP)
La nueva película de Sacha Baron Cohen, estrenada el viernes en Amazon Prime, llega catorce años después de "Borat" (2006), que recaudó 260 millones de dólares, le valió una nominación al Óscar y popularizó montones de frases del personaje. (Foto: AFP)

Filmada en secreto a mediados de este año, cuando Estados Unidos comenzó a relajar su confinamiento por el coronavirus, acompañado de una cámara, interaccionaba con la gente de a pie y los políticos a través de su torpe y altamente ofensivo alter ego “” para lo que, meses después, sería la secuela de la cinta que en 2006 estrenara con mucho éxito y fuera nominada a una serie de premios, el Oscar a Mejor guión adaptado, entre ellos.

La nueva película del comediante británico, fue finalmente estrenada este viernes en Amazon Prime con una trama que pone en la mira a los partidarios de Donald Trump y su abogado Rudy Giuliani.

Y fue precisamente el presidente de Estados Unidos el que consultado por periodistas a bordo del Air Force One acerca de “Borat Subsequent Moviefilm”, el nombre del filme de Baron Cohen, ha dicho que no es su admirador y lo ha calificado de “farsante”.


“Pero, saben, hace muchos años intentó engañarme. Y fui el único que dije ‘de ningún modo’. Es un farsante. Y no lo encuentro divertido”, afirmó Trump, quien explicó, además, que el incidente tuvo lugar 15 años atrás. El presidente no dio más detalles sobre aquel encuentro, pero en una entrevista en 2003, Baron Cohen -en el papel del aspirante a gángster Ali G, otro de sus personajes de ficción- propuso un negocio a Trump: guantes especiales para comer helado.

ANTES BUSH, HOY TRUMP

En 2006, Borat tuvo su primer contacto con Estados Unidos y lo dejó plasmado en un falso documental. Entonces, el presidente de Estados Unidos era George W. Bush. La película que en 2006 revolucionó al mundo con su sátira políticamente incorrecta de la sociedad estadounidense (y por ende la occidental). 14 años después vuelve como un análisis burlón e irreverente de la era Trump.

En “Borat Subsequent Moviefilm”, Borat, el periodista kazajo ficticio de Sacha Baron Cohen, pone la mira en los negadores del Holocausto, los partidarios del presidente Donald Trump y su abogado Rudy Giuliani.

Baron Cohen describió en un reciente artículo de opinión en la revista Time cómo quedó temiendo por su vida después de colarse en un mitin sobre los derechos al porte de armas en el estado de Washington.

La premisa del filme es que Borat, caído en desgracia por los eventos de la precuela, busca redimir su nombre y el de su país presentando un regalo al vicepresidente Mike Pence, que aparece brevemente en la película.

La campaña de mercadeo incluyó una cuenta de parodia del gobierno de Kazajistán en la que hay mensajes como: “Felicitamos a Trump por aplastar el covid que le dieron los demócratas” y felicitando por su debate a Mike Pence, el vicepresidente “Pussygrabber”, en referencia a las grabaciones de Trump durante su pasada campaña en las que se jactó de agarrar a las mujeres “por los genitales”.


TRUMP, INMIGRACIÓN, FEMINISMO... Y HASTA LA PANDEMIA: NADA ESCAPA A BORAT

Borat es demasiado conocido en Estados Unidos: cuando entra por Texas (una elección nada casual), los peatones le paran y reconocen por la calle. El protagonista vuela desde Kazajistán con una misión: llevar un regalo a alguien cercano a “McDonald” Trump para que el presidente kazajo pueda formar parte del “club de los hombres fuertes”. Y es aquí donde comienza el espectáculo: Putin, Bolsonaro, Kim Jong-un y Kanye West integran el selecto círculo en torno al mandatario estadounidense.¿El regalo? Termina siendo la hija de Borat, Tutar (Maria Bakalova), un giro inteligente porque, como su padre ya conoce al dedillo Estados Unidos, es la mirada inocente de la joven la que descubre el país.

Mientras Borat analiza los cambios respecto a la etapa de Bush en un mundo “que se ha vuelto loco por las calculadoras” (así llama a los teléfonos inteligentes), su hija vive un despertar feminista que le lleva a convertirse en una reportera de medios conservadores que entrevista y seduce al abogado de Trump, Rudy Giuliani. Todo real y grabado.

La trama se envuelve en una transformación para que la descuidada joven cumpla con los estereotipos de belleza y, por tanto, sea aceptada como regalo por el vicepresidente Mike Pence, al que llegan a interrumpir en un mitin celebrado al comienzo de la pandemia y en el que el político aseguraba que “Estados Unidos estaba preparado para el coronavirus”.La pandemia apareció como personaje sorpresa durante la grabación del falso documental y Baron Cohen lo incluyó como invitado.

Así, durante la cuarentena, convivió con defensores a ultranza de Trump y seguidores de teorías conspiratorias que aseguran ante las cámaras que los Clinton se alimentan con sangre de bebé y que el virus es una fabricación de las élites económicas.Nada escapa al ojo de Borat, que con comentarios como “he encontrado un sitio que dice toda la verdad: se llama Facebook” lanza dardos contra la desinformación de la misma manera que lo hace con el racismo, la venta de armas e incluso el machismo.

LA ESCENA DE GIULIANI

En la película, Rudy W. Giuliani es presentado en una situación muy embarazosa, atrapado literalmente con las manos dentro de los pantalones durante una sórdida “entrevista” en una habitación de hotel con una joven atractiva y coqueta. El exalcalde de Nueva York, de 76 años, dijo el miércoles que la escena era “una completa fabricación”.



“Me estaba metiendo la camisa después de quitarme el equipo de grabación. En ningún momento antes, durante o después de la entrevista fui inapropiado”, tuiteó.


Giuliani, un estrecho aliado de Trump, dijo antes al New York Post que pensaba que el encuentro sería una entrevista seria para comentar los esfuerzos del gobierno para combatir la pandemia. “Solo un poco después me di cuenta de que era Baron Cohen. Pensé en toda la gente a la que había engañado anteriormente y me sentí bien conmigo mismo porque no me atrapó”, indicó, asegurando ser “fanático de algunas de sus películas”.

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