Redacción PERÚ21

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La Policía de (Estados Unidos) patrullaba este martes las calles aún humeantes de la ciudad, donde manifestantes demostraron su ira durante la madrugada quemando automóviles y saqueando tiendas tras realizarse los funerales de un joven afroamericano muerto en dependencias policiales.

Los incendios se extinguían lentamente en la mañana en Baltimore, una urbe con barrios de gran pobreza y donde un toque de queda fue instaurado el martes desde las 10 pm. del lunes hasta las 5 am. por una semana.

El gobernador de Maryland, Larry Hogan, declaró el estado de emergencia en Baltimore para movilizar a la Guardia Nacional y "restaurar el orden" tras los violentos disturbios.

Las escuelas permanecerán cerradas como medida de seguridad y la luz del día permitirá apreciar la magnitud de los daños registrados en la noche y la madrugada por grupo de jóvenes afroamericanos que expresaron su cólera, cansados del comportamiento de la policía hacia ellos.

Las autoridades de Baltimore, líderes de la comunidad afroamericana y la familia del joven afroamericano fallecido, Freddy Gray, expresaron su disgusto por las manifestaciones violentas que se generaron después de los funerales del joven.

"Muchas generaciones han ayudado a construir esta ciudad para que la dejemos destruir por matones", advirtió la alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake. "Es tonto creer que destruyendo la ciudad podrán construir una nueva vida", añadió.

La Guardia Nacional de Maryland y miles de policías fueron convocados como refuerzos, al tiempo que se dispuso el toque de queda nocturno para intentar devolver la calma en Baltimore.

El coronel Darryl De Sousa, de la Policía local, reportó 15 heridos y 27 detenidos en los enfrentamientos entre manifestantes y los uniformados, que los reprimió con gases lacrimógenos.

"Estamos viendo un tipo de violencia sin precedentes a través de la ciudad. Principalmente en el lado este de Baltimore", precisó De Souza la noche del lunes.

La violencia se desató tras el funeral de Freddy Gray, al que acudieron unas 3,000 personas –todos afromericanos– para rendir homenaje al joven, cuyo cadáver reposaba en un ataúd abierto y rodeado de coronas de flores en el templo bautista Nueva Shiloh.

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