Sídney. Un valeroso bombero perdió la vida hace unos días en su intento por sofocar los incendios que azotan gran parte de Australia por lo que se le otorgó una medalla de honor póstumo y fue su pequeño hijo el que lo recibió.
Geoffrey Keaton, un bombero australiano de 32 años, murió luego que un árbol cayera sobre la camioneta que tenía a su cargo mientras luchaba contra las llamas al sur Sídney, el pasado 19 de diciembre. En el vehículo también estaba su compañero Andrew O’Dwyer, de 36 años, quien también pereció.
Por su valentía y entrega con el cuerpo de bomberos, Geoffrey Keaton recibió una condecoración póstuma por parte del comisionado por Servicio extraordinario. Fue su hijo Harvey Keaton, de solo 19 meses de edad, quien recibió la medalla de honor.
El pequeño, que vestía uniforme y chupón, recibió de manos del propio jefe de Bomberos del estado de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmon, el galardón en una emotiva ceremonia.
Sin duda esta imagen quedará perenne en la memoria de Harvey Keaton, quien recordará a su padre como un bombero valiente que entregó su vida para intentar apagar la gran cantidad de incendios que consumen los bosques australianos.
En total, 25 personas han perdido la vida desde el inicio de esta catástrofe en septiembre, más de 1,800 viviendas han sido consumidas por el fuego y unos 8 millones de hectáreas (80,000 kilómetros cuadrados), un tamaño similar a Irlanda, han ardido.
El humo de los incendios se ha percibido en Chile y Argentina, a más de 12,000 kilómetros, según anunciaron las autoridades en estos países sudamericanos.
No hay un valor definitivo de los daños, pero el Consejo de Seguros de Australia ya ha recibido reclamaciones que superan los 700 millones de dólares australianos (unos US$485 millones) aunque se espera que el total sea muy superior.
El gobierno ha previsto destinar inicialmente 2,000 millones de dólares australianos (US$1,400 millones) para un fondo de ayuda a las comunidades afectadas.
Con información de AFP