En esta foto de archivo tomada el 24 de marzo de 2021, un trabajador médico sostiene un frasco de la vacuna AstraZeneca contra el coronavirus en un centro de vacunación en las afueras de la estación de trenes Termini de Roma. (ANDREAS SOLARO / AFP).
En esta foto de archivo tomada el 24 de marzo de 2021, un trabajador médico sostiene un frasco de la vacuna AstraZeneca contra el coronavirus en un centro de vacunación en las afueras de la estación de trenes Termini de Roma. (ANDREAS SOLARO / AFP).

A cuatro meses de haberse iniciado la carrera de los países por vacunar a su población, los números se muestran bastante desiguales. Por un lado, tenemos a en la punta, solitario, con casi 200 millones de dosis inoculadas, mientras que en el otro extremo se encuentran naciones adonde ni siquiera ha llegado alguno de los fármacos disponibles. El , en tanto, continúa implacable con un repunte de casos y con más de 3 millones de muertes.

Y en medio de este panorama sombrío se ha presentado un nuevo problema. Dos vacunas de vectores virales creadas por las farmacéuticas AstraZeneca y Johnson & Johnson, aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), han presentado problemas con los pacientes inoculados. Se trata de la aparición de coágulos de sangre en el cerebro y otros órganos. El número de casos es muy pequeño, aunque suficiente para que varios países suspendan de inmediato su uso. Esto ha generado un serio retraso en los procesos de inmunización.

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DOSIS DE ASTRAZENECA

Seis meses atrás no eran pocos los que creían en el éxito de la vacuna que preparaba la Universidad de Oxford en comunión con la farmacéutica AstraZeneca. Era la que encabezaba la carrera por obtener la fórmula anti-COVID. Pero sería de la farmacéutica en colaboración con el laboratorio alemán BioNTech la que tomaría protagonismo convirtiéndose en el primer fármaco anti-COVID inoculado en Occidente.

Por otro lado, la realidad de AstraZeneca es distinta. Si bien es el fármaco más usado (con 120 millones de dosis inoculadas en 115 países), su reputación ha ido en retroceso desde que a comienzos de febrero se presentaron casos de pacientes que habían desarrollado un trastorno en la sangre tras recibir la vacuna. Alemania fue la primera en dar la alerta, suspendiendo cautelarmente su uso de inmediato. Otros países europeos le siguieron los pasos. No fue hasta que y la vacuna de AstraZeneca, los “beneficios superan por mucho los riesgos”, que estos países decidieron volver a usarla, aunque desaconsejando administrarla a menores de 30 años.

Es preciso recalcar que el número de personas que han presentado problemas es ínfimo en proporción a las dosis administradas. Se trata de 222 casos en 34 millones de vacunas. Más o menos un caso cada 175,000 inmunizados. Pero estas cifras no pudieron evitar que Dinamarca se convierta esta semana en el primer país en suspender de forma definitiva el uso de AstraZeneca. Ahora planea “donar” las dosis que le restan (inoculó 700 mil de un total de 2 millones) a otros países. Ante esto, la EMA ha decidido hacer una nueva revisión del uso de este fármaco.

Para colmo de males, la Unión Europea anunció que no renovará contratos de compra de vacunas con , prefiriendo la adquisición de sueros de Pfizer y Moderna (vacunas de ARN mensajero), que vienen mostrando mayor seguridad. Esta decisión también ha alcanzado a la vacuna de Johnson & Johnson.


A LA ESPERA

Fue el martes que EE.UU. recomendó suspender la administración de Johnson & Johnson tras detectar seis casos en mujeres (de menos de 48 años) de un tipo raro de trombosis cerebral, que ha dejado una fallecida y otra grave.

De inmediato se paralizaron los envíos de esta vacuna a Europa, que tenía un pedido de 55 millones de dosis para continuar con su plan de inmunizar a la mayoría de adultos antes de setiembre.

Al igual que ocurre con AstraZeneca, Europa está a la espera de que la EMA resuelva las dudas sobre la seguridad de la vacuna de Johnson & Johnson. En tanto, desde EE.UU. han vuelto a repetir que su suspensión solo es una “recomendación”, una invitación a que no cunda el pánico y que se mantenga la confianza en las vacunas. El máximo experto de enfermedades infecciosas del país, Anthony Fauci, reafirmó su confianza en las dosis, recalcando que los casos de trombos “son menos de uno en un millón”.

Por otro lado, casi todos los países latinoamericanos tienen acuerdos de entrega con AstraZeneca. Tanto por contratos suscritos directamente como por el programa Covax. El Perú, por ejemplo, espera 17 millones de dosis para mediados de año. En el caso de Johnson & Johnson, el número resulta más bajo.


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