Desde que fue nombrado príncipe heredero de Arabia Saudita el pasado 21 de junio, Mohamed bin Salmán ha sido criticado por grupos religiosos por impulsar reformas en Arabia Saudita, país donde la práctica estricta del islam rige estrictamente la vida de sus ciudadanos.
Hoy, en una conferencia económica en Riad, Salmán volvió a expresar su compromiso por estas reformas y prometió que el país practicará un islam "moderado y tolerante". Asimismo, se comprometió a "destruir al extremismo muy pronto". ¿Pero por qué estas declaraciones son importantes?
Partamos del hecho de que Arabia Saudita es un país ultra conservador en donde se exige el cumplimiento del islam. Para ello, existe una gran presencia de la Policía religiosa (llamada Comité para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio) en las calles que supervisan que se acaten las medidas, tales como, que los saudíes recen en cuanto suene una alarma a determinada hora del día. Asimismo, se encargan de vigilar las mezquitas y que turistas no ingresen y tomen fotografías del recinto y de sus prácticas.
Asimismo, la Policía religiosa está a cargo de supervisar que los ciudadanos no consuman alcohol, una bebida prohibida en el país. Por otro lado, las actividades de entretenimiento también son restringidas al punto de que el cine está prohibido en Arabia Saudita.
En el caso de las mujeres del país, la restricción es aún mayor. Por ejemplo, ellas viven bajo un sistema de tutela tan estricto que para realizar gestiones de su vida cotidiana, requieren que lo autorice un hombre de su familia. Además, se les tiene prohibido casarse con alguien que no sea musulmán.
En lo referido al acceso a trabajos, la restricción es igual puesto que las mujeres requieren el permiso previo de un hombre. Asimismo, por ordenes del código de vestimenta, están obligadas a cubrirse completamente el cuerpo.
De igual manera, están prohibidas de ingresar a cementerios y tampoco pueden utilizar cualquier playa. Para bañarse en el mar, existen zonas creadas solo para ellas.
Varias de estas restricciones han sido modificadas desde que Mohamed bin Salmán fue designado príncipe heredero. Tal es así, que ya no se requiere que un hombre le otorgue permiso para que pueda tomar un trabajo y en algunas ciudades se permite que las mujeres puedan mostrar su rostro (actualmente solo se pueden ver sus ojos).
Asimismo, el príncipe saudí es considerado como el responsable de la decisión, tomada en septiembre pasado, de levantar la prohibición de las mujeres conduzcan un vehículo en Arabia Saudita.
Además, en el país se ha permitido, progresivamente, el mayor acceso a las artes, y que mujeres participen en unas celebraciones de la fiesta nacional en un estadio de Riad.
Un giro en la historia del país
En la conferencia en Raid, el príncipe Mohamed bin Salmán anunció, entre aplausos, que Arabia Saudita volverá a ser un país como antes. "Un país con un islam moderado, tolerante, abierto al mundo y a todas las otras religiones. Queremos tener una vida normal. Una vida en la que nuestra religión significa tolerancia y bondad", expresó.
Y agregó: "El 70% de la población saudí tiene menos de 30 años y, francamente, no vamos a pasar 30 años más de nuestra vida aceptando ideas extremistas y vamos a destruirlas ahora. Vamos a destruir el extremismo muy pronto".
Las medidas de Mohamed bin Salmán son respaldas por los saudíes, especialmente los más jóvenes que exigen acceso a actividades de entretenimiento. Pero también son muy rechazadas por sectores conservadores, especialmente los religiosos. En tanto, es considerado el poder detrás del trono de su padre, el rey Salmán, y sus reformas ya están dando qué hablar en Arabia Saudita. Nuevos vientos parecen llegar al país.