Redacción PERÚ21

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Ya nada será lo mismo para la saxofonista , quien lleva más de 100 días de agonía en una camilla de un hospital esperando la recuperación de su rostro, manos, brazos y piernas luego que su expareja le rociara ácido sin ninguna piedad.

El hombre que le roció el químico el 9 de septiembre en su casa de Huajuapan de León (Oaxaca, México), salpicando un poco a su madre, sigue sin castigo y se pasea libremente por las calles.

De acuerdo con su familia, la jovende 26 años ya fue intervenida en varias ocasiones, pues los injertos de piel a los que ha sido sometida no han tenido éxito.

Su hermana Silvia declaró, en entrevista con diferentes medios, que María Elena se encuentra grave y que el daño causado es irreversible y la recuperación llevará años.

“Nosotros sabemos que fue él. Su nombre es Juan Antonio Vera Carrizal, él es un exdiputado, gasolinero y empresario”, declaró Silvia Ortiz.

En una carta dirigida al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, Ortiz solicitó la intervención del mandatario y expresó que teme por su vida y la de su familia.

PIDEN JUSTICIA

La familia pide justicia y señala que la joven ha recibido amenazas de muerte en su teléfono después del ataque, con cual su rostro fue gravemente herido, además aún no se sabe si perderá la vista de un ojo.

Incluso, en redes sociales se viene realizando una campaña para recaudar fondos para la joven que tiene la mitad del rostro paralizado.

INICIÓ EL INFIERNO

Hace dos años empezó el calvario de Malena, como la llaman en su familia. Estudió Comunicación Social en Puebla y Saxofón en el Conservatorio de Música de la misma entidad. Sin embargo, necesitaba obtener ingresos y postuló a una vacante de la oficina de prensa del entonces diputado Juan Vera Carrizal, del PRI, en su pueblo de Oaxaca.

Poco después que ingresara a trabajar, Vera Carrizal y ella comenzaron una relación, según testimonio de su hermana Silvia, quien viene adjuntando todas las pruebas de los maltratos del exdiputado.

Después de que viajaran por una cuestión de trabajo a Estados Unidos y que él la forzara a tener relaciones sexuales (según el testimonio de Ríos desde el hospital), dejó el trabajo. Poco después regresaron y la relación se fue desgastando hasta terminar. La última conversación que tuvieron fue en julio de este año.

“Él era un celoso, la agredía mucho, la insultaba... Y además la seguía, no solo a ella, a mí también, para ver dónde estaba. Eso es lo que ponen los mensajes”, cuenta Silvia Ríos al diario El País.

“Me ha costado mucho entender por qué mi hermana, una joven brillante, talentosa, estaba con alguien como él. Pero en este tiempo he aprendido que cada mujer es libre de estar con quien quiera y no por ello se merece que le pase algo así”, señala.

Recordemos que Silvia Ortiz en reiteradas ocasiones contó cómo era la relación que su hermana tenía con el exdiputado.

“Él agrede a mi hermana porque se inició una relación laboral; segundo porque se inició una relación de noviazgo, pero que terminó por las agresiones y machismo del señor. La hostigaba, le decía que de músico y de muerta de hambre no iba a salir; que regresara con él y que la iba a tratar como princesa porque los músicos aparte de drogadictos y borrachos no tienen en qué caerse muertos y que por ese camino iba”, precisó.

Pero no solo eso, cuando la joven se negó a volver con él, comenzó a hostigarla y a insultarla con mayor agresividad.

Le decía que ella era una zorra, una cualquiera, que tenía relaciones con varios hombres, incluso le llamó a mi mamá y le inventaba que se acostaba con varios hombres. Incluso cuando estaba en el hospital, le mandaron un mensaje con las mismas palabras que este sujeto (Vera Carrizal) le decía, y aseguró que sino le bajaba en sus declaraciones la iba a matar cuando saliera del hospital”, dijo Silvia.