, el regidor, el hincha, el político. Augusto lo confiesa: hasta el final dudó de que Perú clasificaba. Pero como muchos, la perspectiva cambió, y fue más allá de las matemáticas. Hoy es de los que se sienten orgullosos de la selección. De Paolo, su compañero de colegio, no solo resalta su compromiso y entrega, sino la valentía de ir hasta el final: “Paolo es un líder con un grado de madurez muy alto, que ha generado respeto entre los jugadores y que ha logrado un liderazgo positivo dentro del equipo”. Rey es ese tipo de hincha que se alejó del fútbol cansado de las derrotas, cansado de esperar un triunfo, un golazo, y sobre todo una entrega. No haber avanzado en este mundial no lo deja frustrado y menos con la sensación de fracaso. Siente que los chicos lo han dejado todo en la cancha y eso reconforta. Está orgulloso de la selección y lo dice con toda la pasión, con todo el corazón, con la bandera entre las manos, con el pecho inflamado de emoción.

La palabra que resume lo que siento es orgullo. Evidentemente, lo que ha sucedido con la salida del Mundial es una pena; da tristeza, pero de ninguna manera esto es un fracaso. El jueves fue un día que merecía que todo se detuviera por 90 minutos. Se vio un equipo que tenía coraje de sobra y ganas de ganar de sobra y la cabeza siempre en alto. Esta selección representa a toda una nueva generación de peruanos que mira el futuro con más convicción y optimismo. Por eso, no se puede hablar de un fracaso. Es una situación de orgullo.

Yo he sido un hincha que ha estado lejos del fútbol por bastante tiempo. Antes, he jugado fútbol en el colegio, en la universidad, hasta jugué en una liga distrital. Era totalmente hincha del fútbol: iba al estadio, no me perdía ni un solo partido de Perú, me sabía el nombre de los jugadores, los seguía, pero hubo un momento en el que me alejé totalmente del fútbol.

Para mí, este proceso de Perú, luego de la Copa América, es un proceso de reivindicación con el fútbol. Hoy soy un hincha que está totalmente emocionado con lo que está pasando con la selección peruana, que, además, está absolutamente agradecido y que ve en la selección un ejemplo y un referente de lo que creo que debería ser el Perú, que se ve reflejado, manifestado en el liderazgo de Paolo, en la revancha de Jefferson para volver a la selección, en la juventud o valentía de Cueva o Flores, por ejemplo. Y de alguna manera, lo que yo veo en este equipo es lo que me gustaría ver en este país. Es como si estuviera sacando lo mejor de los peruanos. Esto es algo que no pasaba hace mucho tiempo, eso hace que esté esperanzado con lo que viene pasando, más allá del resultado.

Hemos visto un equipo grande con coraje.

Pensar que yo me alejé por esa desilusión constante. Llegar al estadio y ver perder a Perú era frustrante. Dolía ver que encima se iban de fiesta. Me ilusionaba con un jugador que luego no mostraba altura ni envergadura.
Era básicamente el reflejo de lo que venía pasando con la sociedad peruana. Ahora veo algo distinto, no sé si es que realmente hay una relación directa, pero para mí es la idea de que se está creando en la sociedad peruana un ideal de lo que queremos ser. Nuestra selección se ha ido construyendo desde abajo.

Mi reivindicación con el fútbol y mi reenganche con el fútbol provienen definitivamente del coraje de esta selección.

El partido con Dinamarca –y el penal fallado de Cueva– creo que para todos fue un baldazo de agua fría. Pero yo no tendría nada que reclamarle a Cueva. Si sus jugadas nos llevaron hasta la posibilidad de clasificar. Si después del penal fallado se metió un partidazo. ¿Qué puedes decirle a un jugador que claramente está comprometido con la selección?

Yo no creía que Perú iba a clasificar. Pero con Argentina y luego con Colombia, todo cambió.

DATOS

- Augusto Rey es abogado, regidor de la Municipalidad de Lima, columnista de Perú21 y siempre soñó con ser jugador de fútbol.

- Estudió en el colegio Los Reyes Rojos con Paolo Guerrero y Jefferson Farfán.

- Se define como un político de centro-izquierda, “un progresista”.