Ni ella misma se reconoce. Ella, controlada, serena, racional. Ella es otra, ella en la piel del hincha ha llorado, ha gritado, ha sufrido, y el orgullo se le puede ver en el rostro, y escuchar en la voz, quebrada ayer por la derrota. , como muchos de nosotros, ha sido tocada por esta selección que ha llegado a Rusia, y las palabras que afloran son de gratitud. Claro que nos merecíamos estar en un Mundial. Lo que no sabíamos, lo que ella no sabía, era que se sentía así de bonito. Hasta le ha cantado a la selección. Allí está en Twitter y en Facebook, el video de la periodista interpretando ‘Perú campeón’. Con toda el alma. Con la camiseta puesta. En momentos como estos, eso de alma, corazón y vida tiene sentido, nada es exagerado. Mónica Delta dice esta tarde fría de jueves que su corazón está roto, pero respalda a la selección porque “a pesar de no haber clasificado, los equipos del mundo nos miran diferente”.

“Me he emocionado como los 32 millones de peruanos. Llegamos con un muy buen equipo y eso no lo podemos dejar de celebrar. Mi corazón siempre quiso que la selección vaya más allá. Me he sentido ilusionada y orgullosa, y francamente contentísima.

Entré a trabajar en 1982, la penúltima vez que Perú clasificó a un Mundial, me ilusioné muchísimo. Luego entré en esa etapa de pesimismo y cinismo en relación al equipo, algo que nos ha pasado a muchos, durante años, 36 años. El que me haya dado esta nueva ilusión la verdad es una sensación como volverse a enamorar. Es un nuevo respiro, son esas mariposas en el estómago. Esa sensación a mis 59 años es extraordinaria. Se siente increíble, y creo que lo sientes solo si eres peruana.

Nunca voy al estadio, lo reconozco. La única vez que fui fue contra Nueva Zelanda. Allí yo misma no me reconocía. Era otra persona. Grité, lloré y me pasaban todas las emociones. Las otras veces he visto los partidos por televisión, y quizás mi emoción era contenida.

Esa vez lloré muchísimo. Fui con mi esposo, quien es gringo. Él no sabía por qué lloraba, coreaba lo que no entendía, a mi lado. La sensación y la alegría colectiva era algo que se salía por los poros. Él también terminó llorando. Fue muy hermoso lo que vivimos, no hay nada que se le asemeje.

Recuerdo México 70, me pareció una selección extraordinaria.

Mi familia era futbolera. El núcleo somos 5 hermanos.

En México 70, recuerdo el terremoto y había un partido muy importante (Perú - Bulgaria) el 31 de mayo. Mientras estábamos en una carretera, finalmente nos angustiaba el resultado. En medio de la tristeza absoluta, había ese tema que todavía estaba en el cerebro de una niña y era una alegría, una alegría por su país.

Con esta selección descubrí que soy pasional aunque creía ser racional.
Hoy estoy triste, la verdad, con el corazón absolutamente roto y partido. Pero agradecida porque esta selección logró cohesionarnos como país. Nos devolvió la ilusión que es un resultado que probablemente sea más allá que el Mundial.

Obviamente faltaron goles. En los dos partidos, faltaron goles pero creo que dieron lo mejor de sí. Gareca ensayó con o sin Paolo pero entregaron todo. Francia ha sido campeona del mundo, no es que sea cualquier equipo. Hemos jugado de igual a igual. Yo sinceramente no esperaba que sea fácil. Yo había dicho que era por la hazaña y no se logró.

Hoy diría dos cosas. Quiero que Gareca se quede porque este equipo tiene una proyección enorme. Vamos a tener un papel importante en el próximo Mundial. Me da tranquilidad y creo que hemos avanzado.