(Perú21/ Renzo Salazar)
(Perú21/ Renzo Salazar)

Hoy es el Día Nacional de Francia y mañana el equipo galo juega la final de la Copa del Mundo frente a Croacia. Razones de peso para conversar con el embajador francés Antoine Grassin. Lo suyo no es el fútbol. Ha crecido en la zona centro sureste de Francia, donde predomina el rugby. Él prefiere el mar, navegar en su velero. Pero el Mundial lo apasiona e ilusiona porque –dice– nos integra. Amante del tacu tacu y la carapulcra, asegura que el Perú y Francia tienen mucho que celebrar en común. Que ruede la pelota.

¿Por qué el fútbol logra paralizar a un país?
Porque genera este sentimiento de unidad nacional y orgullo. Es un deporte muy popular en el que todos participan. Hay deportes complicados como el remo o muy caros como el golf. En cambio, cada niño puede jugar fútbol en la calle solo con una pelota. Todo niño de la calle puede soñar con ser Mbappé o Zidane. Es un deporte que genera muchos sueños, eso moviliza a la gente.

En tiempos en los que se habla mucho de diversidad y somos testigos de nuevos movimientos migratorios, ¿la diversidad que muestra el cuadro francés qué nos enseña?
Que tenemos una larga historia que abarca varios continentes, que somos un país de inmigración. Somos la punta de Europa y toda la gente llega por ahí. Significa que ser francés no es un tema de color de piel o de sangre, es un tema de identificarse con valores, sueños, con una forma de convivir, de respetar a los demás. Sabemos que muchos de esos jóvenes de origen africano o árabe que han nacido en Francia, y que han crecido en los suburbios de las ciudades, rechazan el modelo francés, la escuela y la sociedad. Entonces, está bien que se genere un gran movimiento de orgullo nacional con ellos, porque les hace sentir que realmente son parte del país.

Y como equipo en sí, ¿qué nos deja?
Que trabajando se puede volver a ser los primeros, lo que fuimos. Que trabajar en equipo es muy importante y que este grupo es la imagen de Francia por su diversidad y su garra. Para mañana me conformo con el triunfo (risas). No será fácil. Y creo que podemos ganar por uno a cero. No será fácil meterle goles a Croacia. No será como con Argentina. Estará muy apretado, pero podemos alcanzar la victoria.

¿Qué influyó para que llegaran a esta instancia?
Hay una gran cantidad de jugadores excelentes. No es como en otras selecciones donde hay una o dos estrellas. Tienes a Mbappé, Griezmann, Pavard, Kanté, Umtiti y más. Creo que Deschamps ha hecho un trabajo estupendo.

¿Qué impacto social tiene el hecho de que Francia llegue a la final?
En Francia estamos en reformas que no son fáciles. Tenemos que modernizar el país. Quizá una eventual victoria nos puede dar más confianza. Pero no hay que confundir las dos cosas. Hay problemas serios que debemos resolver y una deseable victoria no soluciona todo.

A nivel histórico, ¿qué nos dice el partido con Croacia?
Croacia es un país joven. Es una parte de Europa en la que se han encontrado católicos, ortodoxos y musulmanes. Es una mezcla de pueblos, historias y religiones. Es un país que ha emergido después de una guerra.

¿Podemos hacer un balance de lo que ha significado esta Copa en Rusia?
Es un Mundial lleno de sorpresas. Grandes como Brasil y Alemania que se fueron. Increíble. Lo que significa que ninguna posición está consolidada por siempre. Hay que luchar para lograr algo. También se le dio la bienvenida al Perú en el club de los que participan en este torneo después de 36 años. Esperamos contar con el Perú en el próximo Mundial. Ha sido una prueba más de que el fútbol en este país puede mover a la gente en proporciones enormes. Además, el grupo peruano en Rusia fue el más numeroso.

Hoy que se celebra el Día Nacional de Francia, ¿por qué los peruanos tendríamos que sumarnos a su fiesta?
Nuestras historias se cruzan mucho. No hay que olvidar que cuando el Perú estaba luchando en la guerra del Pacífico, vinieron los franceses, entre ellos Petit Thouars, para defender a Lima. Además, acá tenemos muchas instituciones muy conocidas, como la Maison de Santé, la Alianza Francesa y, más tarde, la Cámara de Comercio e Industria Peruano-Francesa, el Instituto Francés de Estudios Andinos. Por otra parte, las independencias en América Latina fueron realmente movidas por los valores de la Revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Además, hoy en día somos socios estratégicos en otros aspectos, como políticos, en la lucha contra el cambio climático. Tenemos mucho que celebrar en común.

¿Cuánto nos parecemos franceses y peruanos?
Hubo una fuerte migración francesa hacia América del Sur, especialmente al Perú y Argentina. Las referencias en cuanto a la cultura son similares. La cultura peruana suscita mucho interés en Francia. Últimamente, se habla mucho del Perú allá. En la gastronomía también tenemos similitudes. En el Perú, igual que en Francia, se puede comer muy bien hasta en pequeños restaurantes. Este es un detalle fundamental: que la gastronomía no solo sea para élites, sino que sea algo compartido por todo un pueblo. Además, me encantan el tacu tacu y la carapulcra (risas).

¿Por qué eligió la carrera diplomática?
Me interesa ver las cosas desde un punto de vista mundial. La carrera diplomática es una oportunidad para encontrarse con mucha gente. Es un tema donde el trabajo se renueva siempre. Es un trabajo muy político, lo que me gusta mucho. Y también todo este aspecto que es muy fuerte en Francia: la cooperación cultural, académica y científica.

AUTOFICHA
- “Nací en una ciudad de astilleros, donde estuve tres meses y nunca volví. Nací ahí por un tema de trabajo de mi padre, quien era ingeniero. He vivido en varias partes de Francia, siempre en la zona centro o sur. Estudié en París. Cursé Administración de empresas y luego Administración pública”.

- “A continuación, me desarrollé en la carrera diplomática y estuve en varios puestos. La mitad de mi carrera la hice en París y la otra mitad en el extranjero: en países de habla en español, como Argentina, Bolivia, España y Perú; y en Alemania”.

- “Me gusta mucho leer. Me encanta el mar, donde me gusta navegar con mi velero. Lo hago desde muy chico. Si tuviera una segunda vida, sería un catedrático del derecho o abogado, pese a que en mi familia no hay esa influencia. También me interesa mucho la historia, la leo bastante. Hubiera sido historiador”.