Aldo Mariátegui tiene una dosis medida de entusiasmo. No endiosa, no se deja llevar por el sentimiento masivo de celebración. Es realista. Y advierte que ve las cosas con perspectiva y pisando tierra. Así que su voz de hincha tiene otros tonos y matices. Al periodista no le preocupa caer bien, ya lo sabemos, así que dice las cosas como las ve. No esperen mucho entusiasmo. Aguarden sí una mirada crítica; también para estos días es necesaria. Porque nada más valioso que analizar y pensar en grande. Dicho todo esto, Aldo confiesa que gritó los goles, que se emocionó con el equipo, que Advíncula y Carrillo son una revelación y una promesa. Quizás sus palabras, su voz sin eco, son lo mejor para esta mañana que todavía tiene la resaca de una fiesta, que sabe a triunfo no sé por qué, que presumimos como victoria.

Es el primer mundial en el que no salimos goleados. Estoy contento con el triunfo, pero soy realista y pongo los pies en la tierra. La verdad es que hemos ganado, pero a equipos chicos. El primer tiempo el gol fue de chiripa, y el segundo fue más peleado, un gol madrugador. Mejor se jugó con Dinamarca. Sin embargo, no se puede dejar de estar contento. Claro que grité los goles. El primer tiempo se me hizo angustioso.

No endioso. La verdad, clasificamos con las justas, con unos puntos que nos cayeron del cielo. Tenemos un problema serio, porque ya la edad nos saca del equipo a Farfán y a Guerrero. Advíncula y Carrillo son una revelación, una sorpresa, sobre todo Carillo. El resto juega bien, pero son medianos. No veo cracks, salvo Advíncula y Carrillo.

Ahora, reconozcamos que no nos acompañó la suerte con Dinamarca, allí debimos ganar o empatar. Fue injusto.

Al fin, nos vamos con la frente en alto y ha estado bien. No hemos pasado a la siguiente fase, no hemos tocado el cielo. Es un equipo modesto. No nos intoxiquemos tampoco.

Este equipo juega en base a un equipo y no a individualidades. No hay las figuras de antes. No sale a la cancha para que lo goleen, tiene más pundonor. Eso es lo que me gusta. Hemos tenido mucha suerte en nuestra clasificación.
Me quedo con toda la clasificatoria. Contra Dinamarca se jugó bien y solo criticaría dos cosas. Primero, debes tener un especialista en ejecutar penales. Debió ser Farfán. Pero también se nos cerró el arco. Porque el otro equipo no era gran cosa.

Los rivales, previo a Rusia 2018, realmente no valieron la pena. Creo que jugar contra Arabia Saudita era como jugar con el Unión Minas. Hubo algunos amistosos que te engañan. Debieron buscar equipos como Suecia.
Alemania 1974 fue mi primer mundial. Recuerdo algunos partidos, pero más intensamente desde Argentina 1978 para adelante. Lo de México 1970 sí lo escuchaba.

Mi padre sabía bastante de fútbol y somos cuatro hermanos. Se hablaba bastante de fútbol. No éramos de trompetitas o esas cosas; no obstante, yo sí he ido a celebrar. No había esta parafernalia de gorros. Había algunas y otras cositas. En los chocolates venían las caras de los jugadores. La gente se iba a Miraflores a celebrar.

Recuerdo el Perú vs. Escocia, un gran partido. Era un equipo bueno y muy superior al de Dinamarca (habla del actual equipo danés). Tenía gente muy superior a Bulgaria y Camerún (antiguos rivales de Perú). Después tuvimos el Perú vs. Holanda, un partido bastante bueno.

Fui un hincha fervoroso hasta 1997. La eliminatoria de ese año me mató. Ya no tengo esa pasión y era muy afanoso. Iba mucho al estadio y había otro fútbol. Era fútbol de primera.

Después del cuatro a cero en Chile, a la selección peruana la he mirado de lejos, pero ahora me he reconciliado un poco con esta clasificación. Me mató… como esas novias que te dejaron...

Hay dos mundiales a los que sí merecimos ir: uno es el de Alemania 1974, pero Velasco la cagó porque impuso jugadores. Y, bueno, en 1985 que debimos clasificar. Deberíamos tener dos mundiales más. Y, bueno, si hablamos del 6-0 de Argentina a Perú, estoy seguro de que corrió plata. No tiene explicación.

Y llegamos a Rusia, 36 años después. No es normal que hayamos tardado tanto tiempo. Vivimos en un país tristón y es bueno que se tenga un poco de alegría. La gente es medio tristona, como el clima. Somos un país de renegones. En general, el peruano es renegón.

Fui al repechaje contra Nueva Zelanda. Quedé bastante contento, no soy de llorar. Lo vi al costado de la torre (seguramente en un palco). La verdad es que me fui contento, ese partido fue muy bueno.