“La llegada de un hijo no es limitante, es un estímulo o un trampolín para hacer cosas maravillosas”.
“La llegada de un hijo no es limitante, es un estímulo o un trampolín para hacer cosas maravillosas”.

Ser madre es un reto para cualquier mujer profesional y para la periodista y empresaria fue todo un desafío. Sus recuerdos de una infancia llena de carencias económicas y ser educada en un hogar disfuncional hicieron que decidiera postergar su .

“Como yo crecí en un hogar muy pobre, soñaba con ser profesional, viajar y tener ropa bonita. Mientras iba creciendo profesionalmente y consiguiendo cosas, me aferraba más a ellas. Además, no quería que mis hijos pasen por lo mismo”, recuerda.

Rocío se forjó con mucho trabajo. A los 9 años limpiaba el patio y los salones de su colegio y atendía a los hijos del director para pagar su educación y la de sus tres hermanos. “No guardo ningún resentimiento. Lo que me tocó vivir me hizo una mujer fuerte y con valores”, reconoce.

Se sobrepuso a los avatares de la vida y logró estudiar periodismo en la ahora Universidad Jaime Bausate y Mesa. Se dedicó al periodismo deportivo y eso le abrió las puertas al mundo. “Fui a tres Juegos Olímpicos: Barcelona 92, Atlanta 96 y Sídney 2000”, recuerda.

Pero la periodista no se quedó ahí. Formó su propia empresa Comunicación Activa (que hoy cumple 21 años). Trabajó para el área de Relaciones Públicas de la empresa Coca-Cola. Fue asesora del equipo de fútbol Alianza Lima por seis años, directora de Comunicaciones de la Copa América (2004) y del Mundial de Fútbol Sub 17 (2005), donde trabajó de la mano con la FIFA.

Rocío trabajó duro y ahorró lo suficiente para comprarle un departamento a su madre. Una Navidad se lo entregó para sorpresa y felicidad de su progenitora.

A los 38 años venció sus temores y se convirtió en madre. Desde la llegada de Mikela y luego de Matteo, su vida cambió para bien. “Entendí que la vida la puedo llevar de forma diferente y agradable. Yo veo a mi hija Mikela o escucho a Matteo decir: ‘Mamita, estás hermosa’. Y eso no lo cambiaría por nada. Ellos iluminan mi vida y me inyectan de energía”, señala con los ojos llenos de amor.

El impulso que le dan sus hijos se ve reflejado en los tres libros que ha escrito hasta hoy: ¿Yo? ¡¿Madre?! en 2010, ¿Yo? ¡¿Madre?! Recargada en 2016 y ahora Las papillas de ¿Yo? ¡¿Madre?!

Rocío valora la presencia en su vida de su esposo Mauro. Ambos comparten la responsabilidad de criar a sus hijos, lo que le da el espacio para poder seguir con su vida como profesional y mujer.

“Mauro me ayuda muchísimo. Esto me permite seguir disfrutando de la vida. Creo que es maravilloso poder alternar la maternidad con la vida profesional de manera amistosa”, comenta con la experiencia bajo el brazo.

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