Liliana Mayo. (Perú21)
Liliana Mayo. (Perú21)

Liliana Mayo aprendió a dar desde muy pequeña. Se educó en un colegio cuyo lema era “entrar para aprender y salir para servir”, y en casa creció viendo a sus padres, dos humildes farmacéuticos que se dedicaron al servicio del que más lo necesitaba.

Estudió Psicología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y una maestría y doctorado en la Universidad de Kansas, en Estados Unidos, pero fueron sus prácticas en Perú las que marcaron su vida. Ver a niños con habilidades diferentes viviendo enjaulados, en el techo de sus casas, y hasta alguno que llevaba un cartel que decía ‘no te acerques porque muerdo’, la sensibilizó a tal punto que decidió hacer algo para cambiar esa realidad.

Así, Liliana fundó en 1979, en el garaje de su casa, el Centro Ann Sullivan. Inició con solo ocho niños y hoy educa, junto con un staff de profesionales, a 450 pequeños en unas bellas instalaciones construidas gracias al millón de dólares que ganaron en una lotería en Holanda.

“En estos 32 años han pasado cerca de 3,000 niños por el centro. Nosotros queremos que ellos sean educados para que en un momento sean independientes, productivos y felices. Ahora tenemos a más de 100 ex alumnos trabajando en las mejores empresas peruanas”, cuenta con orgullo.

Liliana asevera que no basta con educar a los niños, sino también a los padres. “Tenemos la escuela de familia más grande del mundo. Para todo nos educan en esta vida, menos para ser padres. Si nos enseñaran, podríamos meter menos la pata”, advierte Liliana y agrega que la educación de los niños depende un 70% de los padres y un 30% de la escuela.

“Todo padre de mi familia (que tenga un hijo con habilidades diferentes) debe tratarlo como un niño normal, hacer que ayude en las tareas de la casa y que siempre le diga: ‘Tú puedes, creo en ti, sé que vas a lograrlo’. Todos los niños que han triunfado han tenido una madre o un padre impulsándolos”, aconseja.

Pero en su trabajo, en el Centro Ann Sullivan, Liliana también ha visto una dolorosa realidad: muchas mujeres con niños con habilidades diferentes que fueron abandonadas por sus parejas cuando se percataron de la situación de su menor. “A ellas las llamo madres coraje, vinieron a Lima desde provincia para educar a sus hijos y ahora son triunfadores”.

Liliana cree que el mejor regalo para el Perú es hacer un buen trabajo y creer en tus sueños. A ella le dijeron muchas veces que no, pero cuando juntas “la pasión, la persistencia y el amor, todo se logra”, asegura.

DATO

- “Mujeres, tengan sueños, paciencia y persistencia. Enseñen a sus hijos que no hay nada imposible”.