Redacción PERÚ21

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siempre supo que el modelaje sería un acompañante del estudio. Es por eso que al acabar el colegio, lo primero que hizo fue prepararse para ingresar a la universidad. Tras conseguirlo, y ya con la mayoría de edad, recién vendrían los años de pasarelas, vestidos y luces. El modelaje, entonces, se convertiría en el complemento perfecto en la vida de esta morena de mirada cautivadora.

“Hacer ambas cosas requiere bastante responsabilidad, saber administrar los tiempos, privarte de algunas actividades. Yo tenía media beca, así que mi esfuerzo en la universidad tenía que ser el doble”, recuerda Andrea sobre sus años de estudiante de Odontología.

Última de tres hermanas, siempre tuvo el apoyo en casa e incluso su mamá la acompañaba a sus primeras audiciones. Las buenas notas eran el respaldo perfecto. Se graduaría en 2016, pero apenas descansaría unos años, ya que empezó a cursar una especialización en ortodoncia.

Pero su vida agitada tiene una pausa: el deporte. Aunque al poco rato vuelve otra vez a sus libros. “Tengo el bichito de la responsabilidad”, reconoce, orgullosa de esa capacidad que la hace tener todo bajo control, siempre con una sonrisa que hace que el día esté soleado.

Andrea Fernández

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