A propósito del reciente movimiento telúrico de magnitud 6.0 en Mala, el jefe del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, recordó que las múltiples investigaciones realizadas por científicos de esa entidad han demostrado la existencia, frente a la costa central del Perú, de una gran área que viene acumulando deformación desde el año 1746 y que, al momento de relajarse, liberará energía equivalente a un sismo de magnitud 8.5.
“Un evento sísmico de gran magnitud generaría altos niveles de sacudimiento del suelo, y lo debemos tomar muy en serio porque gran parte de Lima Metropolitana y el Callao ha crecido en estos años de manera informal”, sostuvo el funcionario.
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“La población peruana, principalmente la que vive en la franja costera del centro del país, debe adoptar medidas básicas de prevención, tener bien identificado los puntos vulnerables de sus hogares y centros de trabajo, rutas seguras de evacuación, así como contar con los implementos básicos de emergencia”, subrayó.
Tavera, señaló que el movimiento sísmico que alarmó a la ciudad de Lima tiene como origen al proceso de fricción (subducción) entre las placas de Nazca y Sudamericana.
Indicó, que el 70 por ciento de los 366 eventos registrados en lo que va del año en el país, incluido el evento de Mala, ocurren precisamente por ese proceso de fricción.
Señaló que el Perú es un país altamente sísmico, por lo que la población debe estar preparada de manera preventiva.
El titular del IGP, entidad adscrita al Ministerio del Ambiente, aprovechó en invocar a las autoridades municipales de las jurisdicciones costeras a establecer convenios con el IGP para implementar 106 estaciones de Sistema de Alerta Sísmica Peruana (SASPe) en el litoral y proteger así a 18 millones de habitantes que residen en estas zonas del país.