Al verla llegar, los ambulantes se esconden. Los dueños de locales informales cierran sus puertas. Su presencia impone respeto, aun en las más peligrosas calles. Ella es , abogada y con un paso en la actuación. Actualmente, está a cargo de la . Difícil reto que la hace enfrentarse a peligrosas organizaciones criminales.

Amada por muchos, odiada por otros, los que viven al margen de la ley. Ella lo sabe, pero eso no le preocupa, tiene claro su compromiso. “Voy a ordenar el distrito. Quiero que esta gente tenga un mejor lugar para vivir. Mi compromiso con el vecino de La Victoria no tiene precio”, afirma.

Confesa amante de las series policiales de Netflix, Susel Paredes lidia, a diario, con ambulantes y mafiosos. Su chamba es dura. La amenazan. Esto no la hace retroceder. Prefiere tomar todo con su característico sentido del humor. “En mi ‘pepa’ me han dicho: ‘Te voy a tirar ácido’”, asegura.

Camina por la calle con su personal, al que le transmite seguridad. Usa las palabras precisas, en el momento exacto, para llegar a la gente con su peculiar voz, potente y a la vez aguda, pícara, de barrio. Carismática y bromista, sabe cómo pechar a los malcriados.

“Así como te fiscalizo a ti, me voy a pasear por 100 negocios más. Recién voy 25, así que déjeme continuar”, le dice a la trabajadora de un hostal en un operativo, al que Perú21 la acompañó.

Ser la protagonista no le disgusta. Afirma que sus estudios de Teatro en la Pontificia Universidad Católica del Perú la ayudan a manejar muchas situaciones. No le desagrada la idea de volver a actuar, como lo hizo en la recordada telenovela Carmín (1985), donde hizo de la traviesa Beatriz, y en la película Todos somos estrellas (1993). “Desde el nido me gustó actuar. Cuando esté viejita, me gustaría el papel de diferentes viejitas”, manifiesta con una gran sonrisa.

Hace poco más de cuatro años que labora como fiscalizadora en diferentes distritos. “He encontrado mi lugar en el mundo”, confiesa, al mismo tiempo que cuenta que en los operativos de mayor riesgo lleva algo de color rojo, “esto te protege en este tipo de cosas”.

En 2014, vivió una de las experiencias más amargas. “Una comerciante de medicamentos adulterados de Mesa Redonda me tiró un cachetadón. No reaccioné porque si no, luego me denuncian”, recuerda.

ENTRA EN ACCIÓN

Son las diez de la mañana y estamos en la Av. Aviación. Esta vez, Susel Paredes no lleva su chaleco antibalas. La rodean 20 fiscalizadores. Se le ve tranquila, sonríe. Levanta el pulgar derecho ante las arengas y saludos de los vecinos.

Nunca deja de observar. Al encontrar una infracción, saca el celular y toma fotos. Encara a los encargados de los locales. “Esto está fuera de tu negocio. Te doy una hora para que lo corrijas”, le dice a un vendedor de espejos. A su paso, encuentra a una vendedora de chicha y no duda en aplicarle la ley.

“Tiene su máquina en la vereda, esto ya es mucha frescura. Que lo suban ahorita al camión, queda retenido”, le ordena a su personal.En su oficina tiene filtros para los visitantes. “Ahora están más atentos y preguntan a los que suben y quieren contactarme”, nos cuenta.

Por las amenazas que ha recibido, no sale a ningún lugar más que a trabajar. “Tampoco quiero salir con nadie para protegerlo. No quiero que luego los molesten”, recalca. Ese es el precio que la fiscalizadora debe pagar.


TENGA EN CUENTA

-Susel Paredes Piqué es custodiada por varios agentes de seguridad. Solo contesta a sus contactos conocidos. Generalmente, usa un chaleco antibalas.
- Ha estado al frente de las gerencias de Fiscalización de Lima, Los Olivos, Magdalena y San Isidro. Fue convocada por , alcalde de La Victoria.
“Voy a ordenar este distrito, quiero que esta gente tenga un mejor lugar para vivir”.
Susel Paredes Gerente de Fiscalización de La Victoria