Tras más de 35 años de funcionamiento, 62 restaurantes ubicados en la Playa El Silencio (kilómetro 43 de Panamericana Sur, en el distrito de ) están siendo destruidos este martes por orden del alcalde Guillermo Fernández.

Cerca de 300 policías, caballos y hasta un helicóptero iniciaron el desalojo de los puestos de venta de comida. El motivo del desalojo es que estos locales no tendrían licencia de funcionamiento. Además, vecinos de la zona se quejaban constantemente con la Municipalidad de que estos atendían a fuera de hora y en modalidad de discotecas.

Los comerciantes, quienes fueron notificados de este desalojo unas horas antes de que se iniciara, señalan que tienen la intención de regularizar su situación para seguir expendiendo sus platos de comida. El problema —alegan— es que la Municipalidad no cuenta con TUPA o Texto Único de Procedimientos Administrativos para solicitar una licencia.

El coronel Herbert Ramos, jefe de la Unidad de Servicios Especiales de la PNP, indicó a RPP que –a su criterio– la mejor manera de intervenir en un lugar y de evitar que haya enfrentamiento entre policías y personas es movilizando la mayor cantidad de efectivos posibles para conminar a la gente a que se retire.

Agregó que la labor de la PNP, en este caso, es brindar garantías para que no haya actos de violencia y que no interviene directamente. "Los que han realizado el trabajo de desalojo son personal del municipio y personal civil", sostuvo.

De otro lado, Ramos no supo responder cuál es el costo de esta peculiar intervención.

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