El Señor de los Milagros inició primer recorrido de este año por las calles de Lima. (Renzo Salazar)
El Señor de los Milagros inició primer recorrido de este año por las calles de Lima. (Renzo Salazar)

La devoción al  es esa fuerza que quizá pocos comprendan, pero que mantiene a miles de católicos en nuestro país y en el mundo: fieles y penitentes hacia una tradición de siglos.

La Real Academia Española define a la 'devoción' como "amor, veneración y fervor religiosos", una "práctica piadosa no obligatoria" pero que "en general" es una "costumbre buena", tomando todas sus acepciones. 

Y es justamente esa devoción la que ha llevado a estas personas a mantenerse fieles a una tradición religiosa que cuenta con más de 300 años de historia.

Griselda mantiene la tradición

Griselda Escobar Vda. de Ríos es una señora que con mucha seriedad cuenta que está próxima a cumplir 60 años, sin permitir que nadie se sorprenda, pues parece mucho mayor. Ella sufre de terribles dolores en las rodillas que la obligan a usar unos bastones ortopédicos para moverse solo lo necesario, ya que casi no puede caminar. Se mantiene sentada al lado de sus estampitas.

Griselda Escobar (César Campos/Perú21)
Griselda Escobar (César Campos/Perú21)

Esta situación ya no le permite seguir en procesión a su Cristo Moreno, como ella lo llama, pero eso no le ha impedido estar presente en el momento en que la pesada anda sale de su sede central. Un evento que no se pierde desde hace 40 años.

Ella vende estampitas y rosarios en la puerta de Las Nazarenas. "Dos soles, cinco soles las grandes", así se gana la vida junto a su hija desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde, hora en la que los fieles ya están de regreso a sus casas. Ella se siente orgullosa de formar parte y mantener esta tradición.

"Yo me amanezco acá, yo prácticamente todas las noches me quedaba dando mis oraciones acá. Ya me ha hecho varios milagros, desde chica me daban ataques pero Él me sanó", me comenta Griselda con su mirada llena de seguridad. "Ahora me quieren cortar las rodillas y yo no quiero", se preocupa, pero se mantiene firme en su nueva petición, ella quiere poder caminar sin problema junto a su Señor.

La tímida Soledad

Soledad sonríe tímidamente. Es una mujer de aproximadamente 70 años, y que lleva los últimos quince visitando la iglesia de Las Nazarenas todos los domingos. Luego de encender una de sus velas frente a la imagen del Cristo crucificado a las seis de la mañana, inicia su jornada.

Soledad (César Campos/Perú21)
Soledad (César Campos/Perú21)

Ella cuenta que desde muy niña le inculcaron la devoción al Señor de los Milagros en su humilde hogar, del que ya le quedan pocos recuerdos. Una devoción que la ha mantenido a lo largo de los años y que según ella le permite seguir sonriendo pese a la adversidad y la alienta a salir todas las mañanas para acompañar la procesión y vender sus velas a un sol.

Guillermo, el fotógrafo testigo

Guillermo Quispe tiene 71 años y acude a la procesión desde hace cinco décadas. Haciendo cálculos, su devoción por el Señor de los Temblores empezó desde muy joven, ya que él se considera un testigo de los milagros.

Guillermo Quispe (César Campos/Perú21)
Guillermo Quispe (César Campos/Perú21)

"Cómo no voy a ser devoto, ya he estado aquí bastantes veces, yo he visto milagros, he visto a [Juan Carlos] Zubczuk, el arquero de la 'U', al que le rompieron la pata... lloraba todos los días acá, hasta que salió la procesión y parece mentira, él soltó sus muletas y empezó a caminar, gracias al Señor", cuenta con seguridad. Nadie le podrá negar lo que ha visto.

Guillermo, al que podríamos llamar como un mil oficios de antaño, ya que laboró en construcción, fue vigilante y otros trabajos que ya ni recuerda, pero siempre le apasionó la fotografía.

Con su cámara, ahora digital, y su pequeña impresora de fotos portátil, se dedica a captar las postales de los fieles que acuden a la procesión desde hace años. Sus mejores fotos, las de los milagros que ha presenciado, las tiene grabadas en la memoria. 

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