"Debe de surgir un respeto por nuestras lenguas, tanto en lo escrito, como en lo oral", indicó Quispe Collantes. (Foto: AFP)
"Debe de surgir un respeto por nuestras lenguas, tanto en lo escrito, como en lo oral", indicó Quispe Collantes. (Foto: AFP)

Roxana Quispe Collantes se convirtió este martes en en la (UNMSM). La educadora presentó una exhaustiva investigación sobre la transfiguración en el poemario “Yawar Para” (Lluvia de sangre) como recurso estilístico de Andrés Alencastre Gutiérrez y obtuvo el grado de doctora en Literatura Peruana e Hispanoamericana.

Al propósito de este importante logro, Perú 21 conversó con ella y pudo conocer un poco más de la investigación y su relación con el idioma del Imperio Incaico.

¿Qué tan importante considera haber sido la primera persona en sustentar una tesis en quechua en la UNMSM?

Aún no termino de asimilar la idea, porque no pensaba que iba a ser tan mencionada en los diarios, en la prensa, dentro de todo este movimiento que ha surgido, ¿no? Me siento muy emocionada de poder, desde mi lugar representar a la lengua quechua. Me siento muy agradecida con mi familia también, porque gracias a ella he podido acceder a la escritura, a las palabras en quechua. Soy de Acomayo, que es una de las 13 provincias del Cusco. Y sí, siempre he estado en contacto (con el quechua). A inicios de octubre estuve en la comunidad campesina Chosecani donde nació mi papá y está muy cerca a Acomayo que es mi lugar de origen. Fui allá justamente porque teníamos una reunión en asamblea comunal. Me llamaron e incluso, pese a que tenía que ir avanzando con la tesis, preferí ir porque pensé que me arrepentiría e iban a pensar que los estoy abandonando, dejé un rato la tesis y fui.

¿Cómo le surge la idea de la tesis doctoral?

La idea de la tesis surge porque yo quería investigar algo siempre en quechua porque sentía que no podía desperdiciar este privilegio que tenía en mí. También porque se suele pensar que el quechua no tiene escritura, que es una lengua ágrafa, no. El quechua sí tiene escritura, desde siempre ha tenido. No solo en los textos escritos, sino también en los tejidos, en la lectura de la naturaleza en la que se pueden ver una infinidad de cosas, y también en la lectura de los quipus que me atrevo a decir que ya es una cuestión investigada también. Por qué no decirlo, escribí esta tesis en quechua porque quise cumplir este reto, quise demostrar que el quechua puede y debe usarse en los espacios académicos, en los espacios científicos, en las universidades. Es cierto que ya existen resoluciones para que se puede dictar en los colegios, en las escuelas, pero no sé si se aplique tanto.

¿Cuánto tiempo le tomó la investigación de la tesis?

La investigación en sí comenzó desde el 2012, empecé a madurar la idea. Yo quería dedicarme a lo que es la narrativa o la poesía, estaba en ese dilema, pero nunca dudé en hacer una investigación en quechua. Yo quería hacer, inicialmente, una investigación de mi comunidad, podía ser de Acomayo o de Chosecani, en ambas comunidades he estado varias veces. Fui incluso a recopilar literatura de tradición oral, porque en un inicio estaba por ese sendero y luego, revisando la poesía en quechua, el primero que saltó en la biblioteca, por ser el único libro de poesía escrito en quechua que pude conseguir en la Universidad San Antonio de Abad (de Cusco), fue “Yawar Para”, y pensé que era el único libro que tenía Andrés Alencastre Gutiérrez, cuyo seudónimo es Kilku Warak’a. Luego me enteré que Alencastre Gutiérrez no solo tenía este libro, sino tenía más. Pero mi lealtad se mantuvo con “Yawar Para” porque ha sido el primer texto que encontré. Incluso José María Arguedas había hablado de “Taki parwa” y “Taki ruru”. Esos libros son incluso más reconocidos que “Yawar Para”.

¿En qué variedad exacta del quechua elaboró su tesis?

La variedad es Cusco-Collao, así se denomina. Es la variedad cusqueña que la compartimos los departamentos de Cusco, Arequipa y Apurímac, me parece. Es la variedad predominante del sur del país.

¿Utilizó algún tipo de traducción en castellano para la sustentación de la tesis?

No, no utilicé eso. Las palabras en castellano que salen en mis diapositivas de la tesis se usaron para orientar al público que acudió y no necesariamente conocía el idioma, pero toda mi sustentación, así como la tesis, se realizó en quechua.

¿Cree que el quechua debería ser promovido por el Estado para evitar la discriminación lingüística que aún existe?

El quechua se habla en las comunidades campesinas y después se habla solo en la cocina, en la casa, en las chacras, entre los amigos y familiares más cercanos. Es algo que no debería de ser. El quechua debería de promoverse para que pueda ingresar a los campos formales, dentro lo que es la academia y por ende, dentro del campo científico. Pero espero que esto no se quede solamente en un gesto político, ¿no?, y que realmente se vuelva una necesidad [hablar el quechua] y esté en todos los espacios. Mientras dejemos de hablarlo, el quechua va a ir muriendo, así como han ido muriendo varias de las 48 lenguas originarias, de las que están reconocidas por el Estado. Hay muchas más. Es importante, entonces, que generemos esta necesidad de hablar quechua para revitalizarlo.

¿Va a seguir investigando el quechua y promoviendo su difusión?

Por supuesto que sí. Yo soy una de las muchas personas interesadas para que se pueda hablar y, por qué no, escribir en quechua sin estas limitaciones que a veces surgen en el camino. Estas discusiones a veces atrasan un poco el normal flujo que debe tener el idioma. Debe de surgir un respeto por nuestras lenguas, tanto en lo escrito, como en lo oral. No dejaré de aprender más respecto a la lengua quechua, voy a seguir impulsando su reconocimiento en la academia, publicando y seguir ayudando a que se difunda y se estudie, para que no solo quede en la boca o en el momento. Sé que estas noticias quizás podrían ser pasajeras, pero creo que con todo esto [la relevancia mediática de la tesis] mi vida está destinada a seguir estudiando el idioma.