Rosita Emilia García: “A mi hijo le conté con un cuento que su mamá tenía cáncer” (GEC)
Rosita Emilia García: “A mi hijo le conté con un cuento que su mamá tenía cáncer” (GEC)

Era el, dos meses después de que el Perú entró en cuarentena por la pandemia. Sentía que algo en ella no estaba bien, a pesar de que en diciembre de 2019 se sometió a un despistaje de cáncer y todos los exámenes resultaron negativos. Aquel domingo en la mañana, en un autoexamen se topó con un bulto en una mama. “Qué tal regalo que te das”, le dijo su esposo. “¿Y si es algo benigno?”, insistió. Hasta ahora se pregunta por qué lo hizo y no encuentra una respuesta clara. Ella me dice que fue el impulso, “algo me avisó”.

En setiembre del mismo año le diagnosticaron oficialmente el cáncer de mama de alto riesgo. Ella es una de las voces de la campaña #MamaTeQuieroPorSiempre. Las asociaciones de pacientes oncológicos desean visibilizar la lucha de las madres con cáncer. Según el Observatorio Global de Cáncer, 37 mil mujeres son diagnosticadas, cada año, con este mal en el país. Ellas buscan que el reglamento de la Ley Nacional de Cáncer mejore en aspectos como fiscalización, menos burocracia y mayor presupuesto.

MIRA: Diego Lombardi, actor: “Cada vez la clase política es peor, solo ve por sus intereses”

Llegó mayo de 2021, el segundo Día de la Madre en pandemia. Y lo recibió con incertidumbre porque ese mes sería operada. Le sacaron ambas mamas, el ovario, entre otros procedimientos, en una operación de ocho horas. “Pensé que sería el último Día de la Madre que pasaría con mi hijo”, me dice Rosita Emilia García a 48 horas del Día de la Madre 2022. “Me siento rara, nunca he dado entrevistas ni he contado mi historia ni la de mi hijo”, agrega con voz fina y una sonrisa tímida que revela que ha superado el cáncer.


-¿Cómo está?

Mejor, más restablecida, aunque siempre hay dolores musculares. Salí con un tratamiento de cinco años, estoy tomando pastillas. Estoy con chequeos cada tres meses, porque recién el proceso concluyó en setiembre de 2021. Pero ya más dispuesta.


-¿Cómo se logra enfrentar la mala noticia de que se tiene cáncer?

Fue muy difícil. Era muy fuerte darle la noticia a mi familia, a mi mamá, mi esposo, a mi hijo con habilidades especiales: un síndrome asociado a conductas autistas y retardo mental severo, el primer caso en el Perú.


-¿Él sabe del cáncer que tuvo?

A mi niño le dije por medio de un cuento. Le conté el cuento de una mamá que se encontraba enferma y que pronto se iba recuperar. Le contaba seguido para que lo pueda interiorizar. Y cada vez que yo iba al doctor, le hacía hincapié que su mamá estaba yendo a curarse, a sanarse y que me esperara, que pronto iba a llegar. Siempre le decía dónde iba.


-¿Pero él se llegó a dar cuenta de que, finalmente, hablaba de usted?

Sí, porque él nunca tenía sentimientos de acercarse, de abrazarme. Y empezó a cuidarme, a acariciarme mi calva. Él veía que su mamá estaba enferma y yo le decía que pronto la mamá iba a recuperarse para que lo siga ayudando en el colegio.


-¿En qué circunstancias le contaba el cuento?

Se lo contaba por las tardes. Durante un mes se lo conté, luego de que me diagnosticaron el cáncer oficialmente. Cuando me hacen las primeras quimioterapias, me chocó fuertemente; entonces, él me cogía de la mano y me llevaba a comer. Pero yo no tenía hambre, iba al baño a arrojar. Por eso decidí contarle que una mamá estaba enferma y que pronto se iba a sanar.


-¿Él le preguntaba algo?

Solo me escuchaba y me miraba. Se concentraba cuando le contaba el cuento. Se lo contaba sin un libro en la mano, pero luego lo escribí en un cuaderno. Mi esposo me dijo: “¿No tienes miedo que él se preocupe?”. Un niño como él siempre se da cuenta de lo que pasa a su alrededor y siente la pegada o el cambio en su madre. Él hoy tiene 10 años, pero cuando me diagnostican tenía 8 años.


-¿Hoy le cuenta algún cuento?

Le cuento. Le gusta mucho viajar a Lima, porque desde muy pequeño lo llevaba para ir al hospital. Y siempre le cuento todo lo que él ha pasado. Le cuento que había un niño que iba al hospital toda su vida... Pero en algún momento sentí que yo ya no podía.


-¿Qué hizo que se recuperara?

Mucha oración, mucha fe. Escuchaba una canción que hablaba de que todo va estar bien.


-¿En qué circunstancias le dicen que su hijo tenía habilidades diferentes?

Cuando él nace. Nació con sus ojos cerrados totalmente. Tenía microcefalia, separación de cejas, dilatación baja de orejas, múltiples malformaciones y hasta nos dijeron que no iba a poder caminar, y que iba a ser ciego. Nunca succionó mis mamas y fue tal vez por eso que me vino el cáncer por la mastitis que se me formó. Desde los 20 días de nacido, empecé con él la terapia física, visual. Lo acepté a mi hijo como era. Y dije: “Tengo que sacarlo a adelante”.


-¿Las noticias de la condición de su hijo y de que usted tenía cáncer han sido las más difíciles que le ha tocado afrontar?

Sí. Pero él ha sido mi motor para recuperarme y más que un motor, diría que es mi complemento. Como le dije a la doctora: “Yo quiero vivir por mi hijo”.


-Me dicen que usted ahora ayuda a otras personas.

Cuando me recuperé, junto con un doctor hicimos campañas de prevención de cáncer de mama, apoyaba a algunas personas que venían de Chimbote, se quedaban en mi casa, y hasta ahora es así. Sé que es una situación difícil y por eso brindo el lugar, el cariño, la confianza y el apoyo.


-¿Le preocupa el futuro?

Vivo el presente, porque el futuro es incierto. Vivo con mi hijo, mi familia, trato de estar bien y sentirme bien. Y me gusta ayudar.


-Cuando le dicen que superó el cáncer, ¿fue donde su hijo y le contó el final del cuento?

Fue difícil de creer que estaba bien. Y sí, le dije que su mamá estaba bien, que se había recuperado. Le di un fuerte abrazo y le dije: soy una experta contando cuentos (risas).


AUTOFICHA

- “Soy Rosita Emilia García Quispe. Nací en Sullana, pero vivo bastante tiempo acá en Trujillo. Tengo 39 años. Acabé el colegio, estudié técnica superior en Computación, luego estudié Psicología, pero me quedé en quinto ciclo, porque quedé embarazada”.


- “Actualmente, me dedico a cuidar a mi niño, trato de seguir apoyando al colegio donde él estudia, que tiene muchas necesidades. Y sigo haciendo las charlas de prevención del cáncer de mama junto con un doctor, que siempre me apoya y estoy muy agradecida”.


- “Quiero hacer un colegio para niños con habilidades especiales, donde tengan sus talleres y lo que necesitan, como terapias gratuitas, para que puedan realizarse, ser hombres y mujeres de bien de acuerdo con sus posibilidades. Quisiera hacer un albergue para mujeres con cáncer de mama en la región norte”.


ESTE VIDEO TE PUEDE INTERESAR


Aprende a vivir tu maternidad sin culpas
En esta edición de Salud Emocional, Claudia Tassara Psicoterapeuta & Neuroeducadora nos habla sobre vivir una maternidad sin culpas.

TAGS RELACIONADOS