Rosario Sasieta
Rosario Sasieta

Desde setiembre del año pasado, la abogada se desempeña como asesora del Ministerio del Interior. Su trabajo tiene una dirección específica: la capacitación de policías en temas de género y de prevención de la violencia intrafamiliar. La también ex congresista tiene como objetivo que la PNP se convierta en un brazo de protección a la víctima y casos de agresión sexual, le han demostrado que el camino por eliminar este problema aún es largo y que debe involucrar a todos.

¿Cómo nos describe cómo sociedad la agresión sexual cometida contra una mujer en el censo?

-No hace más que reafirmar que hay un tema no resuelto por la sociedad: el tema de la violencia contra la mujer. Ya no es una epidemia, es una pandemia, mundialmente somos uno de los países con más violencia sexual. Esta administración está tomando en serio el problema, atacándolo con muchos flancos. Es un problema que no respeta tiendas políticas, estratos económicos, nada.

Las políticas desde el Gobierno han aumentado, pero los índices aún son alarmantes. ¿Por qué es tan difícil combatir la violencia contra la mujer?

-Son varios factores. Uno de los más lamentables es que el agresor siente que hay impunidad, es decir que la sanción no es tan coherente con el daño causado. Por otro lado, el problema se mimetiza en la oscuridad, en el anonimato, porque aún hay personas que creen que el tema de la violencia contra la mujer es un tema privado. No es privado, es un tema público por el cual el estado gasta bastante cantidad de dinero para preservar y luchar por la vida de las mujeres.

¿El Perú es un país machista?

-Sí y todo ha sido un proceso. Esto viene desde toda la etapa republicana donde se consolida la imagen de la mujer como menaje del hogar. El hombre era el patriarca, el qué definía qué comprar, a dónde ir y quién habla en la mesa. Esto lo hemos tenido que combatir a lo largo de este tiempo, cambiar ese tiempo de pensamiento... Y en los Centros de Emergencia Mujer lo que hacemos es visibilizar este problema. La semana pasada estuvimos en la comisaría de San José, en Pacasmayo, y allí la mayoría de las mujeres son agricultoras, se valen por sí mismas, pero sufren los mismos problemas que en la zona urbana.

La Policía es fundamental en este trabajo, en no alargar la violencia contra la mujer…

-Es importante el trato que se les da a las víctimas. Buscamos tener una mano firme contra la delincuencia y una mano protectora con la víctima. Son dos lenguajes distintos que los efectivos están identificado. Desde la PNP estamos reconociendo que el tema de la violencia contra la mujer es un tema preocupante y ocupante. El trabajo de sensibilización no ha llevado a escuelas, hablar con policías de todo tipo de rango sobre la situación actual de la mujer.

¿Y qué pensamientos machistas enraízados ha encontrado?

-No puedo negar que las instituciones públicas como el Congreso, el Poder Judicial o la Policía son el reflejo de la sociedad. En ese sentido, cargan también con sus problemas. Existen temas que tenemos que seguir afinando y no permitir agresiones por parte de efectivos policiales. Combatir el acoso y hostigamiento sexual, esos son temas que hay que atacar a la vena.

¿Es momento de revisar el aumento de penas contra los violadores sexuales?

-El problema se ataca de muchos frentes. Sí, hay que revisar la legislación ,pero también hay que incrementar el número de psicólogos para las víctimas de agresiones. Tenemos que lograr un ejercito de especialistas para que la salud mental del país no continúe deteriorándose.

En internet, el  hashtag #PaísdeVioladores viene polarizando las redes sociales. ¿Considera que es necesario usarlo?

-Su intención es visibilizar el problema. Es obvio que no todos somos violadores pero lo que se quiere es visibilizar que estamos en los primeros puestos de violencia contra la mujer. Es una perversa medalla que las estadísticas lamentablemente nos han otorgado. Es necesario. Lo que está demostrando es la preocupación de la ciudadanía. El problema es de todos: si una mujer está en peligro, toda la sociedad está en peligro. Donde hay un niño abusado, hay una patria abusada.