Ante la falta de venusterios, los mismos reos han levantado cuartos para sus encuentros sexuales. (Rafael Cornejo)
Ante la falta de venusterios, los mismos reos han levantado cuartos para sus encuentros sexuales. (Rafael Cornejo)

Redacción PERÚ21

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Manuel Igreda Reáteguimigreda@peru21.com

Los decomisos de teléfonos celulares, drogas, pistolas, granadas de guerra y, como si fuera poco, gallos de pelea, hacían creer que ya nada podía sorprender en el penal de Lurigancho. Sin embargo, un trabajo policial ha puesto al descubierto una red de prostitución masculina y un rentable negocio de alquiler de celdas que es manejado, nada menos, por expresidiarios.

En febrero último, el coronel Tomás Garay Durand asumió la dirección de este reclusorio y, desde entonces, se ha encontrado con verdaderas sorpresas. Sin embargo, un hecho que realmente llamó su atención es la prostitución masculina en el interior de la cárcel más poblada del Perú.

SEXO POR DINERO¿De qué se trata? Todo comenzó al detectarse la presencia de un gran número de homosexuales los días de visita de varones, es decir, los domingos. Así, los policías establecieron que estaban frente a un negocio bastante conocido por los mismos delegados del centro penitenciario, también llamados 'taitas'.

Según informó el coronel Garay, los homosexuales son quienes les pagan a los presos para sostener relaciones sexuales, y no al revés, como podría imaginarse, ante la situación de los reclusos.

La falta de venusterios hace que los internos lleven a sus eventuales clientes a espacios improvisados dentro de las celdas de Lurigancho.

"Mayormente buscan chicos de entre 18 y 23 años. Les pagan ocho, nueve o diez soles por sus servicios", precisó el oficial a Perú21.

El director de la cárcel aseguró que no puede hacer nada para impedir esta actividad porque se trata de la privacidad y decisión de cada persona. Además, indicó que los pabellones no tienen divisiones.

"Una persona que dice en su ficha de ingreso que va a visitar a alguien que está en el pabellón 2 puede también irse al 10, por ejemplo", manifestó Garay.

ALQUILER DE CELDASDe otro lado, denunció que algunos exreos se dedican a alquilar las celdas en las que cumplieron sus condenas. El precio puede ser de hasta 500 soles, dependiendo del pabellón.

Cuando Garay tomó las riendas de esta prisión, lo primero que hizo fue entablar diálogo con los delegados de los 22 pabellones. Así, encontró a un expresidiario que fungía de arrendatario y prestamista.

"En marzo último sacamos del penal a un sujeto de apellido Fajardo. En 2010 había cumplido su condena de 15 años por el delito de robo agravado, pero no se quería ir porque alquilaba celdas e, incluso, prestaba dinero. Parece que el negocio era muy bueno. Tuvimos que retirarlo a la fuerza", señaló.

Tal fue el desparpajo de este exrecluso que una vez envió a su esposa a pedirle al mismo coronel el dinero que muchos le adeudaban.

"Me dijo: 'Vengo a cobrar el alquiler de la celda de mi marido'. Y todavía me reclamó a mí", contó indignado Tomás Garay.

Detalló que el alquiler de una celda puede costar desde 200 hasta 500 soles, de acuerdo con el pabellón.

Los más caros son el 7, donde están recluidos los narcos peruanos, y el 9, donde están los narcotraficantes extranjeros. Ello debido a las comodidades con las que cuentan sus celdas.

No descartó que se halle a más encarcelados dedicados a lucrar de esta manera.