Rolando busca crecer e industrializar el tubérculo con el apoyo del Minagri, Espíritu Andino y productores de otras zonas paperas como Ayacucho, Junín, Pasco, Huánuco, Apurímac, para crear una planta procesadora. Su sueño es hacerlo de la mano con sus cinco hijos, tres de ellos ya están en la universidad estudiando Ingeniería Agrónoma, Industrial y Alimentaria.