Lucio Dupuy fue asesinado por su propia madre y pareja./ Foto: Twitter de @DupuyKiri
Lucio Dupuy fue asesinado por su propia madre y pareja./ Foto: Twitter de @DupuyKiri

Por: Gonzalo La Torre Elera


Existen diversas denominaciones para los según el tipo de relación que tiene el victimario y la víctima, pero una de las pocas que no logra definirse es el crimen de un progenitor a su hijo y viceversa. Parricidio refiere al de una persona con la que se tiene lazo sanguíneo más no es preciso como otros tipos de crímenes.

Aunque el 26 de noviembre del 2021 fue el día que Lucio Dupuy Espósito, infante de 5 años, perdió la vida a golpes que le fracturaron el cráneo y 2 costillas, la historia de maltratos y abusos inició mucho antes. Su propia madre sería condenada como responsable de su muerte, aunque debería también asumir la autoría de un crimen más grave: abandonar a su hijo, indefenso e inocente, un par de años después de su concepción.

Puede que quizá nunca haya deseado tenerlo realmente, pues cambió su orientación sexual tras separarse del padre del niño, pero aun así dice que lo ‘llora en privado’. Esa quizá es la razón por la que prefirió quedarse en la cárcel donde se encuentra detenida en vez de asistir a la última audiencia que iba a determinar a los culpables de la muerte de Lucio.

Como si el destino ya estuviese definido, al pequeño Lucio le tocó sufrir toda su efímera vida. Tenía tan solo 1 año cuando sus padres, Christian Dupuy y Magdalena Espósito decidieron separarse, y lo enviaron a vivir con su tío, Maximiliano Dupuy.

Un año después, en el 2020, su madre informó al Juzgado de Familia y del Menor N° 1 de La Pampa que había mejorado su situación económica y quería recuperar la tenencia de su hijo. Para ese momento ella había cambiado su orientación sexual y ya vivía con la otra autora del crimen, Abigail Páez. Los padres del pequeño Lucio discutieron intensamente por tenerlo, pero cuando la situación aparentaba solucionarse lo terminaron de perder.

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Fueron 6 veces las que Lucio Dupuy ingresó a hospitales a causa de maltratos físicos durante la estancia con su madre y la pareja: fractura de una muñeca, traumatismos en los dedos, un corte en la barbilla, fractura de cráneo y costillas. Las dos últimas lesiones terminaron con su vida.

En la última audiencia judicial a la que Espósito asistió declaró que había dejado a su hijo ‘con vida’ antes que sucedieran los acontecimientos del 26 de noviembre. Paéz alegó que encontró a Lucio ‘con mocos’ y le dio ‘unas patadas en la cola’ hasta que perdió el conocimiento. No volvió a despertar.

Espósito fue sentenciada por homicidio tríplemente calificado por el ensañamiento, la alevosía y por el vínculo, pero le retiraron el cargo de abuso sexual por el que la acusaban. Dupuy declaró que al pequeño le encontraron los genitales lastimados por mordidas y golpes. Paéz fue condenada por los cargos de homicidio calificado por ensañamiento y alevosía y por abuso sexual gravemente ultrajante. A ella es quién la responsabilizan por la violación del niño. Ambas recibirán cadena perpetua por los cargos.

Cuánta humanidad se debe haber perdido para que solo el padre de un niño que fue asesinado asista a la audiencia que añora justicia para su memoria. Algunas lágrimas fueron derramadas por el que la principal culpable del crimen definió como: ’decirle padre le queda grande’. Ni en el lecho de muerte de su único hijo pudieron conciliar.

El símbolo de la esvástica que apareció en una banderola fuera del tribunal resume mejor el sentimiento de odio que está impregnado en esta historia.


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Manuel Calloquispe - Periodista de Madre de Dios