Ambulantes, conexiones eléctricas clandestinas y calles obstruidas en Gamarra. (CésarCampos/Perú21)
Ambulantes, conexiones eléctricas clandestinas y calles obstruidas en Gamarra. (CésarCampos/Perú21)

Peligro latente. Una chispa bastaría para desatar un verdadero infierno en los emporios de (La Victoria) o (Cercado de Lima), que –por estas fechas– entre ambos reciben al día a más de 1 millón 600 mil personas que van en busca de las compras para las celebraciones de

Perú21 recorrió ambas zonas comerciales, las más importantes de la capital, y –lamentablemente– vimos que el riesgo de los últimos años persiste. Nos encontramos con la misma cruda realidad: siguen siendo bombas de tiempo. Sus calles lucen con cables eléctricos que parecen interminables telarañas.

Estos permanecen a pocos centímetros de telas, paquetes y otros productos, con lo cual, de producirse una chispa, se podría desatar y avivar el fuego.Como si fuera poco, los visitantes tienen que ingeniárselas para caminar entre los ambulantes, entre la infinidad de paquetes y estibadores con sus carretillas. Esto sucede a cualquier hora, sin ningún control municipal.

ATRAPADOS EN EL CAOS:

En Gamarra nos encontramos con una generalizada deficiencia en cuanto a medidas de seguridad: las zonas supuestamente seguras en caso de sismos están mal señalizadas y, en las principales vías de ingreso al recinto, hay rejas que están cerradas con cadenas y candados. Es decir, los bomberos no podrían entrar a atender alguna emergencia.

El peligro también habita dentro de las galerías, donde los extintores y las mangueras contra incendios permanecen cubiertos con mercaderías. Además, la mayoría tiene sus pasadizos obstaculizados.

Consultamos con la Municipalidad de La Victoria sobre la situación de peligro. Jorge Pérez, coordinador del área de Gestión de Riesgo y Desastre, responsabilizó por los cables a las empresas de telefonía, que, según dijo, no cumplen con retirarlos pese a que ya se les han remitido varias solicitudes para que lo hagan.

Además, afirmó que no cuentan con el suficiente apoyo policial para sacar a los ambulantes de Gamarra. “Esta jurisdicción le corresponde a la comisaría de Apolo, pero solo envían a dos policías a dar una vuelta y luego se van”, sostuvo.

También indicó que la fiscalización de este emporio se hace más compleja “debido a que habría mafias muy grandes, que venden los terrenos, cobran cupos y que, además, amenazan a los serenos que buscan cumplir su función”.

No acatan disposiciones

Similar panorama encontramos en Mesa Redonda. Pese a que la Municipalidad de Lima anunció estrictas medidas de control para Navidad y Año Nuevo, la situación es caótica. Los estibadores continúan ingresando con mercadería fuera del horario permitido (de 10:00 p.m. a 6:00 a.m.), hay vías obstruidas por ambulantes y mercadería, por ejemplo, en las cuadras 6 y 7 del jirón Puno, y las 9 y 10 del jirón Andahuaylas.

Mario Casaretto, subgerente de Defensa Civil de la comuna de Lima, aseguró que es casi imposible combatir la informalidad.

“Hay galerías informales que las clausuramos y a los días las vuelven a abrir. Cuando tratamos de imponer la ley, agreden a los serenos. Necesitamos que la Policía nos acompañe en esta tarea”, dijo.