Redacción PERÚ21

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Mientras representantes de las grandes potencias discuten en Lima sobre los principales problemas que afectan la economía global, un muro de concreto y púas separa desde hace 4 años la pobreza del suburbio de Vista Hermosa y la opulencia del barrio de Las Casuarinas.

Desde el pasado 5 de octubre, Perú se convirtió en la capital económica mundial al acoger la Junta de Gobernadores (FMI) y el (BM). Los primeros pronósticos señalan que la economía peruana crecería 2.4% este año y 3.3% en el 2016, en la línea con una recuperación de la economía mundial.

Sin embargo, las paradojas son inevitables. Las colinas de Vista Hermosa, al sur de Lima, muestran el lado oculto del crecimiento económico: el espejo de la desigualdad en el reparto de la riqueza que domina en Latinoamérica.

La región de América Latina y el Caribe es, según Oxfam, la más desigual en ingresos en el mundo, ya que en 2014 el 1% más rico poseía el 41% de la riqueza regional, mientras que el 99% restante debía repartirse el 60%.

En Vista Hermosa, una población en la extrema pobreza ubicada en la parte alta de un cerro en el distrito de San Juan de Miraflores, desapareció el horizonte que sus habitantes contemplaban hace 4 años cuando invadieron a la zona.

La Lima adinerada que se abría ante sus ojos, y les invitaba a soñar con un futuro mejor, dio la espalda a unas 80 familias cuando construyó un muro de más de tres metros de alto.

"La vista desde acá era bonita, se podía ver toda la ciudad, hasta que los de Las Casuarinas se enteraron que llegamos y construyeron el muro; nos quitaron la vista para que no miremos a su lado, para alejarnos de ellos porque no teníamos su nivel", narró a la agencia Efe uno de sus habitantes, Amadeo Alarcón.

La amenaza de que se propagaran las invasiones fue el principal argumento para levantar la barrera, además del temor a los robos en Las Casuarinas, una de las urbanizaciones residenciales más lujosas de Perú, ubicada en el distrito de Surco.

CONTRASTE DE CLASES SOCIALESLos caminos de barro de Vista Hermosa, las casas de madera iluminadas con velas y los techos con huecos, contrastan con las viviendas valoradas entre 2,5 y tres millones de dólares que se levantan a sólo unos kilómetros.

La pobreza del cerro limeño se ha convertido así en un ejemplo de la desigualdad en Latinoamérica, que vivió un auge económico entre 2001 y 2012 pero que no llegó por igual a todos.

Otra de las abismales diferencias entre Las Casuarinas y Vista Hermosa, según constató Efe en una visita organizada por Oxfam, es la deficiencia en el acceso a servicios públicos básicos de agua, luz y saneamiento.

"El agua es el más importante, nosotros no tenemos más que un bidón con agua que hacemos que nos alcance para cocinar y lavarnos mientras que, al otro lado, ellos tienen agua hasta para llenar sus piscinas", comentó Alarcón.

Otra vecina explicó a Efe que un bidón grande de agua, que para una familia de cinco integrantes dura hasta una semana, cuesta 20 soles (US$6.20), una fortuna para la pobreza que reina en el lugar.

En Vista Hermosa hablar de riqueza y economía resulta lejano, pues la vida transcurre en medio de criaderos de cerdos, carencias y silos que reemplazan a las alcantarillas.

Al otro lado del muro, la riqueza sigue creciendo, mientras los pobres de Vista Hermosa y toda América Latina mantienen la esperanza de que el muro de la desigualdad algún día desaparezca.

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