"Cuando veo esta informalidad en , recuerdo el incendio del 2001. Todavía tengo en mi mente los cuerpos quemándose y la gente gritando sin saber adónde correr. Lamentablemente todo sigue igual y el riesgo de una tragedia persiste".

Este es el testimonio de Augusto Franklin, jefe de la IV Comandancia de Bomberos Lima Centro, quien aquel fatídico día (28 de diciembre) trabajó horas de horas para rescatar a mujeres y niños de entre las llamas. Como se recuerda, un voraz incendio en esta zona dejó más de 300 víctimas mortales.

Lo preocupante para este valeroso hombre es que, al retornar a este lugar, se encontró con la misma realidad de hace 13 años: calles obstruidas por la gran cantidad de ambulantes, pasadizos de galerías con mercadería, instalaciones clandestinas de cables de electricidad y la falta de una adecuada señalización de vías de escape.

Todo ello hace que esta zona comercial siga siendo una verdadera bomba de tiempo, a la que, actualmente, acuden a diario unas 800 mil personas pese a que el aforo —según la Municipalidad de Lima— es de solo 90 mil.

Los jirones Cusco, Ayacucho, Paruro y Andahuaylas forman parte de las zonas más críticas. Increíblemente, muchas madres llegan con sus niños. Las rutas de evacuación en caso de desastre son las plazas Gastañeta y Santa Catalina, y la cuadra 6 del jirón Ayacucho.

Por César Takeuchi (ctakeuchi@peru21.com)

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