“Te amo, mi amor. Gracias por darme la alegría de tener tres hermosos hijos... Los amo”. Apenas tres días después de escribir este mensaje en el Facebook de su esposa, (35) la asesinó a martillazos –la madrugada de ayer– en el día de su cumpleaños. Minutos después, con la misma arma, acabó con la vida de sus tres pequeños hijos, de 2, 4 y 6 años. Luego intentó quitarse la vida.

Este terrible caso de extrema crueldad ocurrió a las 04:00 a.m. en una vivienda en la zona Primero de Noviembre, en . En una de las habitaciones, la Policía halló al asesino ensangrentado: había ingerido veneno y se había cortado las venas.

Muy cerca, sobre una cama y con pijamas, estaban los cuerpos sin vida de sus pequeños. Los tres tenían el cráneo destrozado y, al costado, se encontró el martillo con el que los habían asesinado.

En una habitación contigua permanecían los restos de de la Cruz (30). Ella también había sido atacada a martillazos.

Agentes de la comisaría de Canto Rey auxiliaron a Javier Rivera y lo condujeron al hospital Hipólito Unanue, donde los médicos le salvaron la vida. Él permanece custodiado por policías.

A SANGRE FRÍA
En el área de emergencias del nosocomio, el asesino fue interrogado por los efectivos. Este, con total sangre fría, confesó que había acabado con la vida de su esposa y de sus hijos. “Primero la maté a ella. Luego me fui a la calle y pensé qué va a ser de mis hijos si yo voy a la cárcel. Se me nubló la mente. Regresé y les di en la cabeza”, contó.

Yuli Huaylas, hermana de la víctima, señaló que Edith vivía aterrada y temía por su vida debido a que su cónyuge la había amenazado con quemarla junto con sus hijos.

Contó que su hermana, durante los seis años de matrimonio con Javier Rivera, “tuvo que soportar insultos, maltratos físicos y psicológicos, así como abusos sexuales. No denunciaba por miedo”.

El decano del Colegio de Psicólogos de Lima y Callao, Daniel Villarreal, calificó este hecho como “un acto de sadismo y crueldad extrema”.

“Si esto nació de una pelea entre el agresor y su pareja, quiere decir que este ha generalizado la situación de violencia. Le ha quitado la vida a su pareja y a todo lo que lo unía a ella; es decir, a sus hijos. Esto puede haber ocurrido en un estado de obnubilación, lo cual no le ocurre a cualquiera, tiene que ser una persona predispuesta, que haya presentado tendencias psicopáticas”, señaló.

Sostuvo que “cuando vemos a una persona extremadamente celosa, controladora, que insulta y ofende al ser que dice amar, entonces tenemos que tener mucho cuidado”.

DATOS
El 4 de setiembre, Edith Huaylas, la víctima, había acudido a la para dejar constancia de que se retiraba de su hogar por problemas de incompatibilidad de caracteres con su esposo.

Sin embargo, el último lunes retornó a su casa porque era el aniversario del colegio de sus hijos y requería estar cerca para las actividades.

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