Son 33 años entregada al . Antes, se debatió entre la filosofía y la psicología clínica. En estas más de tres décadas, pasó por el cine y se sumergió en la cocina. Hoy no hace planes ni dramas. Aunque piensa en el teatro. Para , el futuro es ahora. Privilegia una sonrisa y así nos recibe en su departamento, en un edificio antiguo de San Isidro, donde tratamos de conocer el lado b de la periodista y columnista de este diario.

Tengo la percepción de que Mariella Balbi es una persona infranqueable y hasta dura. ¿Es correcto?
Ni soy ni me identifico con esa imagen. Cuando trabajo, trabajo; no estoy haciendo relaciones públicas. Me interesa preguntar lo que creo que quieren saber los demás. Trabajo en función de lo que pienso y veo en diversos sectores, por eso algunos me dicen que soy izquierdista, otros aprista o fujimorista. Pero al final me vale un pepino eso.

¿Pero se identifica con algún pensamiento?
No. He sido una persona de izquierda en la época en que todos éramos de izquierda. Pero fue una etapa en la vida. Además, no polarizo entre derecha e izquierda. La polarización le ha hecho mucho daño al Perú y al mundo.

¿Pero qué libertad tiene el periodista de que su voz esté también presente en su labor?
Mi voz no le interesa a nadie. Aborrezco ser protagonista.

¿Siempre tuvo claro que el periodismo era lo suyo?
Llegué por las circunstancias. Me fui del país para hacer un doctorado en psicología, que no terminé. Regresé y no sabía si seguir con psicología clínica o hacer periodismo, que siempre me había inquietado. Y terminé en un programa de televisión haciendo reportajes. Era el año 86. De ahí pasé a Uno más uno con Ampuero, luego a un diario local, trabajé en un noticiero y conocí a Eduardo Guzmán y vino Fuego Cruzado.

Una escena clásica de la televisión peruana es cuando Augusto Ferrando salió en Fuego Cruzado.
Ese es otro mito urbano. Mira, yo ya escribí un artículo que se llama ‘Yo no maté a Ferrando’. Yo no hago periodismo para fregar.

¿Qué le llamó la atención del periodismo?
Es una actividad universal, desde donde puedes mirar a la sociedad ampliamente. Puedes llegar de muchas maneras, a través de lo económico, político, deportivo, etc. En cambio, la psicología es de individualidades. El periodismo da una mirada panorámica.

¿Eso lo tenía claro en su adolescencia?
Para nada. Estudié un año filosofía y luego me pasé a psicología. En mi adolescencia fui deportista, practicaba básquet, estaba en la selección de mi colegio y también me llamaron de la selección nacional. Pero ir a entrenar todos los días es un poquito complicado. La rutina es desagradable.

¿No se le ocurrió dedicarse al básquet?
El mundo es mucho más grande que una pelota.

¿Y la actuación? Recordemos que tuvo un rol protagónico en la película Todos somos estrellas.
Esa fue una cana al aire. Felipe Degregori, director de la cinta, es mi amigo y me pidió que participe. “Cómo se te ocurre que voy a actuar, por favor”, le respondí. Pero por amistad lo hice.

¿Solo por amistad?
Bueno, es una de las cosas que uno dice tener pendiente. Me gustaría en algún momento hacer teatro. Es interesante encarnar un personaje.

¿No haber tenido hijos es un tema para Mariella Balbi?
Cuando quise tenerlos, no se dio, qué iba a hacer. No es una obligación, ¿no?

Existe ese peso social en formar una familia, tener hijos.
Todos tenemos derecho a elegir. En el Perú, hay mucha intolerancia, mucha polarización. En cualquier momento te etiquetan. Se tiene la verdad absoluta.

Y las redes sociales operan en ese sentido.
Con las justas tengo WhatsApp. Prefiero estar echada mirando el techo. El Twitter es un mundo piraña. No es verdadero. Siempre encuentras descargas de bronca, nunca encuentras nada reflexivo.

¿Qué tiene el periodismo político que se volvió atractivo para usted?
Es la conducción de tu sociedad. La política guía el día a día de cada ser humano.

Sin embargo, la actividad política es muy criticada. Está enrarecida.
Mira, yo no rajo tanto de los políticos. Toda esta teoría de que los políticos son una porquería, unos comechados, ladrones... Mira, en todas partes del mundo la actividad política es enrarecida. Pero hacer política es bien fregado. A ver, organiza un partido. Hacer política no es opinar. Es tener una organización, alimentarla, seducir a la gente con tus propuestas. No satanicemos la política.

¿Nunca le ha interesado entrar en política?
No, prefiero mirarla de afuera. Pero no tengo esa actitud de desprecio. Está de moda desprestigiar a los políticos. ¿Quién tiene buena reputación en el Perú? ¿Los periodistas? Tienen igual o tan mala reputación que los políticos.

¿Treinta y tres años después de elegir el periodismo, mira atrás y qué piensa del camino recorrido?
Siempre he estado en mi línea. He sido independiente, nunca he afrentado, ni he mentido, ni he calumniado.

Y 33 años después, ¿qué más le falta hacer?
Me gusta mucho escribir libros. Tengo varias ideas y proyectos relacionados a la cocina. Pero no soy una persona que tiene proyecciones, planes. No es mi estilo. Hay que vivir satisfecho cada segundo de tu vida y con eso ya tienes bastante. No hago evaluaciones solemnes, me tomo las cosas más a la ligera. Me gusta estar adaptada. Privilegio la risa frente al drama.

AUTOFICHA

- “Tengo 62 años y nací el 28 de julio. Cuando me dicen que coincide con el cumpleaños de Fujimori, respondo: y como July Pinedo. Mi papá me decía que los soldados desfilaban para mí cada 28 de julio. Me gusta el diseño de objetos, de ambientes, leer y la cocina. Y espero dedicarme a las orquídeas”.

- “Cocino. Como sano. Me encanta el pescado. He hecho un libro sobre la cocina nikkei, con historia y recetas. Uno sobre la historia de los chifas en el Perú que ha sido traducido al chino. Un libro sobre la lúcuma. Me interesa mucho la historia de las ideas”.

- “He publicado guías gastronómicas de Lima, libros sobre los inventos chinos, acerca de las plantas medicinales en América Latina y sobre las banderas de América. Detrás de una bandera hay historia, desde cómo se llegó a crear hasta toda la discusión política para formar repúblicas”.