Terno y corbata marrón. Camisa amarilla. Bigote ancho. Un hombre de aproximadamente 60 años de edad ingresa a una tienda de ropa de cama en el centro comercial El Polo II, en Monterrico. Nada parece indicar que se trate de un delincuente. Sin embargo, no es la primera vez que este señor, vestido siempre de un modo muy elegante, es sorprendido robando celulares distrayendo a sus víctimas. Habría hecho lo mismo en una veterinaria y en una agencia de publicidad el pasado viernes 8 de setiembre.
Las cámaras de seguridad de esta tienda comercial registraron claramente el momento en que el hombre ingresa a la tienda, saluda, saca su celular y habla con alguien (o hace como que habla con alguien), mientras se pasea por la tienda. Ante la primera oportunidad que se le presenta —aprovechando justamente el descuido de las trabajadoras— esconde su mano debajo de una revista y, sigilosamente y sin vacilar, roba un celular situado en una de las mesas de atención.
Se trata de un Samsung Galaxy S7 y es de propiedad de Fabiola Ayarza, una joven vendedora de 26 años de edad que en el video aparece sentada en el lado izquierdo de la pantalla.
"Yo estaba trabajando en mi computadora cuando este señor entró. Fui al almacén a sacar una documentación que tenía que enviar ese mismo día. Cuando me fui, el señor se llevó mi celular delante de mi jefa", afirmó a Perú21.
Al regresar, el celular de Fabiola ya no está sobre la mesa, pero ella no se da cuenta. Su supervisora tampoco. El señor se despide, pide una tarjeta de contacto, dice que está apurado y que una asistenta social pasará más tarde por la tienda. Su comentario, comenta Fabiola, parece fuera de lugar. El señor sale de la tienda caminando a paso rápido. Son las 12:30 de la tarde de un pasado 9 de agosto.
"Cuando me percaté que mi celular no estaba, llamé pero estaba apagado. Salí corriendo a buscarlo y el señor ya se había ido. Gracias a que mi celular cuenta con rastreador GPS pude observar que se fue por toda Av. El Polo y una cuadra antes de Av. Primavera dobló a la derecha", agrega Fabiola, quien más tarde interpuso una denuncia en la comisaría de Monterrico.
Fabiola está asustada, dos días después del robo dice que intentaron secuestrar a su hermana en la puerta de su casa y que le robaron sus pertenencias. No tiene la certeza de que esto tenga relación con el robo de su celular —el cual, por cierto, no pudo bloquear, quedando su información personal a libre disposición. Lo cierto es que no estará tranquila mientras la Policía no detenga a este delincuente, cuya identidad sigue siendo un misterio.