El oxímetro debería estar dentro del kit COVID-19 porque ayuda a la detección temprana de una infección. (Foto: Shutterstock)
El oxímetro debería estar dentro del kit COVID-19 porque ayuda a la detección temprana de una infección. (Foto: Shutterstock)

Un pequeño aparato, tan pequeño como del tamaño de una caja de fósforo, puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte en medio de la pandemia del . Este dispositivo es el oxímetro de pulso.

Un estudio médico publicado el lunes en la revista norteamericana Plos One por científicos de la Universidad Peruana Cayetano Heredia da luces sobre por qué el Perú presentó una de las mayores tasas de mortalidad en el mundo, como .

El trabajo de los científicos y médicos peruanos Fernando Mejía, Carlos Medina, Enrique Cornejo, Enrique Morello, Sergio Vásquez, Jorge Alave, Alvaro Schwalb y Germán Málaga halló que la tasa de mortalidad hospitalaria en un representativo nosocomio peruano ascendió a 49.6%. Esta cifra fue comparada por los investigadores con las tasas de países latinoamericanos de ingresos medios, similares a Perú, como Brasil y México y en ambos la mortalidad hospitalaria fue de 16.9% y 21.9%, respectivamente. En Honduras, la tasa de mortalidad fue de 42.8%, muy cerca de lo registrado en nuestro país. En China y EE.UU. la mortalidad solo fue de 13.2% y de 28.3%.

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El estudio realizado por los científicos peruanos fue publicado el 28 de diciembre.
El estudio realizado por los científicos peruanos fue publicado el 28 de diciembre.

La cifra tan alta que se presentó en el Perú tiene una explicación: la no detención temprana del nivel de saturación de oxígeno en la sangre.

“Hemos encontrado que los pacientes llegan tarde a los hospitales a recibir el soporte de oxígeno. Cuando llegan tarde, hay más probabilidades de fallecimiento. Tenemos que promover la detención temprana a través de una estrategia de comunicación adecuada”, señaló en RPP el infectólogo Fernando Mejía.

En el estudio que revisó los registros de pacientes –entre el 29 de marzo y el 11 de junio–, Mejía y sus socios ponen como ejemplo lo ejecutado en Colombia para promover la detención temprana del COVID-19. “Estrategias como la implementada en Colombia, donde los pacientes reciben oxímetros de pulso para monitorear la hipoxemia (saturación de oxígeno menor a 90%) representan intervenciones atractivas de bajo riesgo que podrían ayudar con la detección oportuna de la hipoxemia”, señala la publicación.

Sin embargo, en el Perú, esta estrategia no se ha aplicado de esa forma. En nuestro país, para detectar los casos de manera temprana, se intentó con el reparto de un kit de medicinas; no obstante, en este paquete no estuvo incluido nunca el oxímetro.

La epidemióloga advierte que no se debe esperar a estar muy mal para ir a un establecimiento de salud. “Cuando la saturación está por debajo del 95%, el paciente debería estar hospitalizado con oxígeno. No se debe esperar a que esté a menos del 90% porque el cuerpo ya no puede vencer esa infección”, dice García.

García llama la atención de los centros de salud para que aumenten su capacidad para ofrecer oxígeno y camas de cuidados intensivos. “La etapa crítica de la enfermedad comienza a partir de la primera semana de la infección, es por eso que se debe monitorear la saturación de oxígeno”, indicó.

La identificación temprana de hipoxemia y el traslado del paciente a un centro de salud con oxígeno debe ser el objetivo de las estrategias de monitoreo ambulatorio para casos sospechosos de COVID-19, concluye el estudio. Sin embargo, en nuestro país –y como señala muy bien Mejía– la comunicación de las autoridades sanitarias dejó de lado estas recomendaciones y los resultados ahora saltan a la luz en medio de una inminente llegada de una segunda ola.

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