Julio Valdivia es director de Bioingeniería de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC).
Julio Valdivia es director de Bioingeniería de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC).

Su habitación estaba colmada por libros de su padre, un profesor de Lenguaje y Literatura y abogado. En las noticias en Cusco se hablaba de la radiación en Chernóbil. Y él le preguntaba a su padre sobre aquel fenómeno. El joven Julio Valdivia quería ser físico nuclear. Ingresó a Ingeniería Mecánica, que dejó por la Medicina para luego abordar la bioingeniería, la biología molecular, llegando a pisar la , donde fue parte de los experimentos para detectar la adaptación de organismos vivos en el espacio, como Marte. “En NASA vi cómo la ingeniería podía ayudar a los médicos”, me dice.

Hoy, a los 43 años y como director de Bioingeniería de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), es parte del equipo que desarrolla un fármaco que busca combatir las infecciones de . Investigación que se realiza gracias a un convenio con el Grupo AUNA. Iniciativa que empezó entre marzo y abril de 2020, apenas comenzó la pandemia.

Es fundador de la Sociedad Científica Peruana de Astrobiología, que estudia la vida en el . Así ha viajado por desiertos del mundo, hasta los más áridos y terribles. Recuerda que casi muere en una tormenta de arena en Namibia o cuando se quedó solo entrando al Sahara. Exploraban montañas de puro carbonato: rocas producidas por la sequedad. Estaba en la cima sacando muestras. Cuando volteó, ya se iban sus compañeros en camionetas. Gritó, saltó y bajó rápidamente, pero nadie lo escuchó. Entró en pánico, se hacía noche en el desierto. Caminó siguiendo las huellas de la camioneta. Se avecinaba el frío nocturno. Al cabo de una hora y media, que pareció una eternidad, una pequeña luz asomó a lo lejos. Una de las camionetas volvía por él. Una vida de ficción que parece arrancada de un libro, como los que tenía de su padre.

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-¿En qué etapa está el fármaco que están desarrollando?

En EE.UU. ya está en las fases 1 y 2, y queremos hacer ambas fases en el Perú; si ello ocurre, seríamos uno de los lugares pioneros en el desarrollo de este fármaco que ha demostrado bastantes resultados (positivos) en los estudios preclínicos. Queremos llevarlo a la producción, queremos producirlo en Perú.

-¿Pasa las fases 1 y 2 y ya entra a fabricación?

No. La fase 1 y 2 tienen que hacerse en un ambiente controlado, pero en Perú no tenemos estos laboratorios para hacer este control. Por eso estamos en búsqueda de aliados para tener la posibilidad de lograr hacer acá lo que se ha hecho en EE.UU., porque somos peruanos los que estamos en el diseño de esta molécula. Necesitamos traer la molécula al Perú y producirla acá. Es interesante porque es una aplicación directa de cómo entra la ingeniería en el área farmacológica, porque hay un diseño de la molécula. Ingeniería que lleva a una solución biológica. Nuestros médicos se han enfermado por no tener una ingeniería clínica adecuada: que se piense en la ventilación, en cómo los organismos biológicos viven en un ambiente.

-En este caso, la ingeniería ha ayudado a que se diseñe la molécula y el espacio para diseñarla.

Exacto. Por ejemplo, en el país no hay expertos ingenieros que vean cómo construir un centro de control de enfermedades como en EE.UU. Acá se dice: “Construyamos una UCI acá, usemos ese lugar para un hospital”, pero nunca se pensó cómo tiene que ser el flujo de procesos. Y por eso tenemos que esperar que nos traigan la vacuna. Tenemos el potencial para que los investigadores peruanos puedan hacer cosas. Muchos dicen “qué lo va hacer el peruano...”. Podemos hacer cosas, pero la infraestructura no nos hace pensar más allá.

-¿En qué momento ya estará listo el fármaco para su fabricación?

Son cuatro fases. En fases 1 y 2 ya se suministra a personas. La fase 3 es para ver efectos adversos con mayores cantidades de personas y fase 4 es desarrollo mucho más grande, un fármaco más establecido. Todo está yendo bien.

-¿Cuándo ya se podrá medicar este fármaco en el Perú?

Si todo sale muy bien, a fines de este año podría estar listo. Y lo ideal sería que no solo en EE.UU., sino también en el Perú al mismo tiempo. Por eso estamos peleando para poder traer la molécula.

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-¿Cómo es que el fármaco lucha contra el COVID-19?

Evita que el virus entre a la célula, lo cual disminuye la carga viral. Los virus entran a la célula y dentro se vuelven miles, rompen la célula. Si uno administra el fármaco, que es como un señuelo, los 10 mil ya no infectan a 10 mil sino a mil, porque los otros 9 mil fueron atrapados por el señuelo, fueron engañados. Teniendo el fármaco, hay menos células muertas, menos daño pulmonar, la persona puede generar su sistema inmune y puede luchar y limpiar los virus. El fármaco detendría la progresión de la enfermedad.

-¿El avance de las vacunas y apariciones como este fármaco son señales de que la humanidad ya está controlando al COVID-19?

Hemos avanzado muchísimo en el conocimiento del virus. Pero es complicado hablar de “la humanidad” porque globalmente tenemos problemas diversos.

-¿Los casos de trombosis que se han dado en vacunas como las de AstraZeneca preocupan?

No deberían preocupar los efectos adversos. Siempre habrá efectos adversos. La trombosis es un efecto esperado.

-De acuerdo con su experiencia, ¿para 2022 podremos ya ingresar a una normalidad?

Hay países que ya están entrando en una cierta normalidad. Pero este virus vino para quedarse. Seguirá teniendo víctimas en personas ancianas que no se vacunaron, pero se convertirá en una mortalidad como la influenza, neumonía. Por eso es importante la investigación, una ingeniería con propósito. Los que están volviendo a la normalidad son los que produjeron las vacunas. Esperemos que para diciembre de este año nosotros hayamos vacunado a la mayor parte de la población. Esperemos que para 2022, con optimismo, regresemos a una normalidad.

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AUTOFICHA:

- “Tengo 43 años. Nací en Cusco. Mi padre es arequipeño y madre cusqueña. En Cusco estudié toda mi primaria y secundaria, y en Arequipa estudié en la Universidad Nacional de San Agustín. Seguí el doctorado en México y luego continué estudiando en EE.UU.”.

- “Habré estado nueve años en la NASA. Regresé a Perú porque quería hacer estudios con el programa de Repatriación de Investigadores de Innóvate Perú que me trajo en 2015. Iba a estar solo dos años acá, porque querían lanzar un satélite ruso-peruano”.

- “Pero llegué a Perú, me pasaron mil cosas y me quedé. Me quedé en UTEC, donde soy el director del Departamento de Bioingeniería y director del Centro de Investigación en Bioingeniería. En otras colaboraciones honorarias, soy miembro adjunto del staff de Ingeniería Biomédica de Cleveland Clinic”.

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