Redacción PERÚ21

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Si piensas que todo esta mal o que no eres afortunado, estos jóvenes llenos de sueños y esperanzas te confirman que hay historias para sentirnos optimistas. Los encontramos en el programa de inclusión laboral de un hotel de Lima. Es un día cualquiera. Pero para ellos cada día es especial.

Jaime, el chico que te da la bienvenida

El ser un chico especial, con síndrome de Down, no ha representado para Jaime Cruz, de 22 años, un impedimento para hacer lo que más le gusta: trabajar por partida doble, actuar y practicar deporte. Él es auxiliar en el área de housekeeping del hotel Crowne Plaza Lima.

-Me encargo de que todo esté perfecto en las habitaciones. Al inicio, fallaba en varias situaciones, pero he mejorado.

También es anfitrión en el Teatro La Plaza de Larcomar. "Doy la bienvenida a las personas… Me encanta pero ¡tampoco fue mi primer trabajo! (risas). ¡También fui asistente del viceministro de Educación , Jaime Obrero Charon!". Está emocionado. Siempre lo está.

'Jaimito', como lo llaman sus amigos de cariño, sabe qué es el bullying pero asegura que nunca ha sido víctima de ello: "El bullying es el maltrato pero a mí nunca me ha pasado… todos me han apoyado. Mis padres, Teresa, mi hermana, y 'Zeus', mi perrito que falleció pero lo guardo en mi corazón. Yo me siento feliz de ser como soy y mi sueño es ser el mejor en mi trabajo".

El deporte ha sido otra de sus pasiones.

-Practico natación, surf, tenis, básquet y gimnasia, y lo hago desde muy chiquito.

Y además tiene novia. Se llama Paola y llevan un año juntos.

Mira aquí el mensaje que nos envían estos jóvenes:

Fabrizio, y el silencio

El apoyo de su familia, pero sobre todo el de su papá ha sido el motor que ha impulsado a Fabrizio Neira, de 19 años, a enfrentar la vida pese a tener una dispacidad auditiva severa desde niño. Este joven atento y amable, nos cuenta que pertenece al área de alimentos & bebidas del hotel.

-Me gusta lo que hago y lo hago con esmero. Soy mozo y también repongo los alimentos las veces que sean necesarias y también preparo tragos como bartender: la algarrobina es mi especialidad.

Es su primera vez trabajando. Al inicio no fue fácil, pero las ganas y el empeño que le puso a su tarea, hicieron de él uno de los mejores.

Ha seguido cursos de computación y es bartender profesional: "Inicialmente, estudié en un colegio especial para atender mi problema auditivo, luego pasé a un colegio más grande relacionándome con mis compañeros".

Jorge, el chef

Es alegre y siempre está dispuesto a colaborar con todos. Jorge Arámbulo, a los 39 años, tiene una discapacidad auditiva, pero gracias a unos audífonos ha roto con el silencio. Es chef pastelero profesional del hotel y especialista en torta de chocolate: "Mi afición por los dulces la heredé de mi abuela. Desde los 13 años, me dediqué a mi hobby y ahora, a mis 30 años, he estudiado para chef profesional y también administración".

El proceso para desenvolverse lo hicieron más fuerte: "Hubo mucho esfuerzo y sacrificio en mis terapias de lenguaje pero lo logré. Estuve en un colegio normal, y recuerdo que de chiquito fue difícil conectarme con mis amigos debido a mi sordera… Sin embargo me superé y gané confianza en mí mismo".

Y agrega: "Los niños con discapacidad necesitan terapias y con esfuerzo, seguridad en sí mismo, comunicación con sus padres, todos podemos salir adelante porque todos somos iguales. Yo les digo: '¡Confíen en sí mismos!'".

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