El uso del fuego para acabar con una mujer no es un crimen cualquiera. El que lo ejecuta tiene un solo objetivo: actuar con crueldad, destruir, aplicar sadismo. Así lo señalan los especialistas consultados por este diario.

“El  no solo es matar. También se trata de destruir el cuerpo, la imagen de la mujer. Hay casos en que les aplican ácido; otros en que arrojan el cuerpo al mar”, advierte la psiquiatra Martha Rondón.

“En el feminicidio, la crueldad y el sadismo van juntos”, sostiene el psicólogo Roberto Lerner, a raíz de los últimos casos ocurridos en nuestro país. Considera que este tipo de conductas, además de delictivas, tienen una dimensión patológica.

Rondón afirma que este acto constituye una expresión de la cultura patriarcal. Lerner, en tanto, asegura que tiene que ver con una sociedad machista, con una relación asimétrica, en donde el poder está más del lado del hombre que de la mujer.

“Eso está cambiando por acción de las mujeres y de toda la sociedad. Y hay personas que al ver que hay una pérdida de poder, quieren ejercer ese poder a todo costa; en algunos casos, a costa de la vida de otra persona”, señala.

En los últimos feminicidios, en los que se ha usado combustible y fuego, Lerner manifiesta que aquí el objetivo “es deformar, es decir: si no eres mía, no eres de nadie porque si quedas viva, nadie te va a mirar”.

También refiere que el fuego tiene connotaciones infernales y purificadoras. “Hay crueldad, también, pues en esos casos hay un elemento de desfiguración, de ataque al cuerpo, al rostro, de hacerla irreconocible, de quitarle la parte humana, de quitarle la feminidad”, indica.

Feminicidio: crueldad y sadismo se unen con el objetivo de destruir. (Perú21)
Feminicidio: crueldad y sadismo se unen con el objetivo de destruir. (Perú21)


VIOLENCIA VA EN AUMENTO

La antropóloga Aidee Chávez Rodríguez, del Consejo Directivo de Lima del Colegio de Antropólogos del Perú, cree que el feminicidio germina en la niñez, en hogares disfuncionales.

“El niño necesita amor, cariño. Se desarrolla en el vientre por nueve meses y cuando sale, necesita protección. En ese momento empieza a nacer el odio y el sentimiento de venganza hacia la mujer”, dice.

Asegura que el feminicidio es una expresión de la obsesión, del ‘amor’ obsesivo, insano. “Esa obsesión es la que dice: ‘tú no serás para mí, por lo tanto no serás para nadie’”, puntualiza.

Culpa, también, de esta situación al machismo y considera que la violencia sí ha aumentado. Del mismo modo, afirma que hay otros factores sociales, culturales y hasta económicos que influyen en esta forma extrema de violencia. Una de ellas, manifiesta, es la migración, que hace que las personas vengan a la capital, la que puede mostrarse hostil.

De otro lado, el antropólogo Danny Humpire –con experiencia en Criminología y docente de la Academia Nacional de la Magistratura– sostiene que el feminicida culturalmente rompió sus valores y patológicamente tiene un problema.

Además, refiere que hay un proceso de aculturación, el que se ha manifestado en la forma tan cruel con que se atacó a Eyvi Ágreda y a Juanita Mendoza. “Ven por Internet este tipo de agresiones y lo copian, lo aplican”, expresa.

Para el antropólogo forense Richard Huacho, la violencia se está haciendo una costumbre. Sostiene también –como todos los especialistas consultados para este informe– que este fenómeno siempre ha existido, solo que ahora es más visible por las redes sociales y medios de comunicación.

Agrega que el feminicida ataca porque se siente –consciente o inconscientemente– inmune, piensa que va a salir absuelto, que lo van a liberar.

TENGA EN CUENTA

-Según Roberto Lerner, se debe hacer un programa a largo plazo para solucionar este problema. Este debe incluir trabajos de prevención, de educación y de represión.

-Por su parte, Aidee Chávez considera que se debe trabajar en fortalecer la familia y en apoyar a los niños.

-En tanto, Richard Huacho es de la idea de crear un equipo multidisciplinario que evalúe esta situación y vaya a la raíz del problema.