El MALI y el desafío de preservar su valor como patrimonio del Perú

Las paredes del Museo de Arte de Lima (MALI) tienen casi un siglo y medio, pero pueden narrar cerca de 3,000 años de la historia del Perú. Y pueden hacerlo gracias a las 19,000 piezas de arte que albergan. No obstante, ello no ha impedido que el más reciente capítulo de su historia esté marcado por la incertidumbre respecto al futuro de su estructura.

Esa incertidumbre radica en el impacto que pueda tener la construcción de una entrada a la estación central de la Línea 2 del Metro de Lima, según lo adelantó Perú21 el 4 de octubre. Y el principal problema para las autoridades del MALI es la falta de información y claridad con que la Autoridad del Transporte Urbano (ATU) les ha explicado los planes para las obras.

El gerente general del museo, José Antonio Ríos, señala que existe temor sobre cómo puedan afectar las vibraciones a las estructuras del MALI, pues la entrada a la estación del metro estará en Paseo Colón (ver plano), a solo cuatro metros del histórico edificio que fue construido en 1872 y que es Patrimonio Nacional.

La preocupación de las autoridades del museo cobran mayor peso si se tiene en cuenta que su estructura interior está compuesta por columnas de hierro provenientes de la prestigiosa Casa Eiffel, y que si bien el primer nivel es producto de albañilería, el segundo está hecho de quincha. Es decir, es susceptible a vibraciones y movimientos del suelo.

Valor histórico

Si bien tal vulnerabilidad ante las vibraciones es uno de los factores que debería recibir mayor atención de las autoridades, para el especialista en historia del arte y excatedrático de la Universidad del Pacífico José Javier Pérez Rodríguez, es la valoración del patrimonio en sí mismo lo que debería marcar el actuar de las autoridades de la ATU.

Cuando se le pregunta cuál es el valor que representa el MALI en la historia del país, Pérez Rodríguez responde: “¿Cuál fue el valor real de la acrópolis para los griegos? Los monumentos históricos son el reflejo de la vida de los pueblos y cualquier pueblo que olvida su pasado no tiene mucho futuro. Este es un testimonio arquitectónico de su momento. Es parte del palpitar de la Lima de aquel entonces. Al igual que el Paseo Colón y las residencias semieuropeas de una época de apogeo, euforia y optimismo, el MALI representa un estado de la ciudad”.

La falta de respuesta y tardía reacción de la ATU, según el especialista, reflejarían la necesidad de que los altos funcionarios del sector público aprecien y comprendan mejor la importancia del patrimonio nacional, tanto para el país y todos los peruanos como para ellos mismos.

“Es importante que se involucren más y que tengan iniciativa por querer aprender (sobre el patrimonio)”, destaca para luego acotar que confía en que se hallará una solución, pues ya existen ciudades con patrimonios históricos como París que tienen sistemas de metro.

“Las autoridades deben averiguar lo que se hizo en otras ciudades para buscar la mejor forma de conciliar el progreso con la elegancia. No tienen que descubrir un sistema (para construir la estación cerca), sino que solo deben indagar, mirar y trabajar”, asevera.

Tenga en cuenta

-La ubicación de la entrada a la estación y la afectación a dos aulas del MALI reduciría el acceso a talleres y cursos para muchos jóvenes que acuden al museo desde distritos lejanos.

-Los ingresos del Museo de Arte de Lima también serían afectados. “El 50% de los ingresos del MALI y la sostenibilidad del museo están muy relacionados con el dictado de los cursos y talleres. No ha habido ninguna consideración en cuanto a ese punto y por eso estamos muy preocupados por este tema”, advierte José Antonio Ríos.

-Las autoridades del MALI también se enteraron, por medio de Serpar, que se construirá en la parte trasera del museo una tubería o canal, obra de la que no fueron notificados por la ATU. Ríos explica que ello también les impactará negativamente.

-“No dicen que es una tubería, pero nosotros sabemos que es una tubería por donde van a pasar las aguas del desagüe y que va a tener unos respiraderos que van a poner la zona en un estado invisitable”, remarca el gerente general del museo.